Desde luego que tiene que haber de todo. Terremotos, muertos, hambre, desesperación, miseria en la otra parte del mundo, especiales sobre ella, conexiones en directo para ver desde casa las tripas del horror, y hasta corazones de acero incapaces de algo tan humano como la compasión, a la que anteponen su falso rollo religioso, que ofende a quienes realmente creemos al menos en la caridad. Nos hemos convertido en “espectadores sin fronteras” con la boca del estómago ancha. En un minuto y a golpe de mando, pasamos de la gravedad de ver niños desnudos buscando pura mierda entre los escombros de lo que queda de Haití,… y aún con un regusto amargo de congoja, nos pasamos al drama falso y pestoso que nos promete, un sonriente Jordi González, que se hace rodear en «La noria» de unos cuantos ejemplares, necios y fungibles, fabricados en el escombro de “gran hermano”, donde el puterío fresco de primera mano hace subir la audiencia. Tiene que haber de todo. La friky de las frikys, Karmele Marchante, de luto riguroso, y llorando como una plañidera, denunciando a TVE, con la misma caradura que hace dos años despotricaba contra el Chikilicuatre, cuando él era un actor que al menos nos hizo sonreír. Pero esta petarda, lo único que nos daba era una lástima superlativa. Ya no saben que hacer para llamar la atención del espectador y lo único que se les ocurre es tocarnos la lívido (por no decir eso que pensáis) con programas como “La pecera de Eva”, donde una pseudo- psicóloga aconseja a una menor, la mejor forma de que le den “por saco” sin saber siquiera quien es el “dante”, y donde otra se va al baño de los chicos, a compartir fluidos por vía oral,…. De pena, y lo peor es que a veces es la cruda realidad. Los tertulianos del corazón están en alza. Para colmo de los colmos, como si del último pregón de nuestro carnaval se tratase, la realidad deformada de los programas de chismes marcianos, da un paso más allá y nos limpian la mente con «La escobilla nacional» en Antena 3. Que es como la famosa mierda de plástico de las tiendas de bromas, que todo el mundo ya sabe lo que es y pierde la gracia. Claro que están Belén Esteban y Ángel Llácer, tal cual. Es mucho para verlo todo sin una medicación previa. Prefiero la realidad sin parodia.
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