Esto no tiene nombre nº 421

¡«Esto lo arreglamos entre tod@s»! Ruge la ciudadanía en todos los frentes mediáticos, y yo no lo dudo; es más, llevo toda mi vida esperándolo. Esta crisis nos brinda otra nueva oportunidad de rebelión. Ya hicimos una contra los monstruos mediáticos cuando el Aznar nos quería engañar con los atentados del 11-M, después de habernos mentido «como a perros» con la Guerra de Irak.  No tengo ni puta idea de en qué nos engañan a nivel nacional e internacional, porque a nivel local no hay engaño posible. Es más que evidente lo que hay. No en vano me estoy metiendo entre pecho y espalda un «tochaco» de 618 páginas (que se dice pronto) del periodista y escritor Pascual Serrano. ¡Atentos! El propio título ya es bastante esclarecedor: «DESINFORMACIÓN. Cómo los medios ocultan el mundo». Total, cada vez nos enteramos menos y consumimos más información. Esto parecerá una tontería, pero no lo es. Debería plantearse alguien crear un grupo en Facebook de «Periodistas de barrio sin fronteras» o algo, porque existe mucho adorador del poder allí donde el oro tiene poder sobre sus dueños; o sea, en más de cuatro tercios de la totalidad del planeta. Vamos, que ni Dios mueve el culo si no le han puesto en la «rendija» alguna moneda. ¡Señor mío Jesucristo! Entiendo tu cabreo al expulsar a los mercaderes del templo. Aquí siempre gana la banca. Lo único que se espera de nosotr@s es que les trabajemos, nos endeudemos hasta los ojos, con lo que nos queda compremos sus productos de paraíso artificial, los mantengamos en el poder con nuestro «votico», mientras multinacionales sin escrúpulos esquilman vidas y el medio ambiente, con la excusa de que «dan trabajo». No les vamos a permitir que se «carguen» el planeta, porque no tienen idea de quiénes somos ni de cuántos estamos repartidos por todo el orbe. No nos engañemos más, ni vosotros ni yo necesitamos nada más que empezar a dar -aunque sea por saco- a diestro y siniestro, tanto como seamos capaces: nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra energía, nuestros conocimientos, nuestra valentía, nuestro poder, nuestra capacidad, nuestro amor, nuestra alegría, como ya están haciendo algunos torrevejenses solidarios repartiendo alimentos a los que desgraciadamente les ha «pillao el toro». Dar o morir.

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