Me gustaría hablarles de una cosa que ha marcado mucho mi vida. La contaminación de petróleo en las playas es un problema muy grave, aunque para mí existe un riesgo aún más grave que éste, y desgraciadamente mucha gente no lo sabe, bien porque no se ve o bien porque no quieren verlo. Este problema al que me refiero es el de las cacas de los perros en la arena de las playas. Esto es algo muy peligroso y sé de lo que hablo, por lo que les voy a contar un hecho ocurrido en mi país. Voy a relatar que allí, en una playa del norte, muchos niños murieron, y uno de esos niños era mi nieto de tres años. La causa de la muerte se descubrió al hacerle la autopsia. Ésta reveló que la muerte se había producido por la contaminación con microbios (el «cigel», proveniente de los excrementos de los perros). Aquí en España hay algunas señales de prohibición para los perros en las playas (concretamente en la playa del Acequión ahora no hay nada) aunque nadie las respeta. ¿Qué podemos hacer ante esta indiferencia? ¿Tal vez nada? ¿Quizás algo? Ahora en Bélgica somos más estrictos, pero, ¿cuántas muertes de niños hicieron falta para que nuestros dirigentes y políticos reaccionaran y tomaran las medidas adecuadas para que esto no volviera a suceder?
También debo decir que me gusta mucho cuando veo a los españoles paseando por las calles. Me gusta hablar con ellos del tiempo o de los progresos que el Ayuntamiento ha hecho para una ciudad limpia.
Carta escrita por un belga de 76 años que actualmente se encuentra estudiando español en la AAEPA de Torrevieja.
Jules A.
Dejar una contestacion