Hoy, no tenemos más que asomarnos a la ventana de un televisor para darnos cuenta de que cada vez somos más egoístas y egocéntricos, de acuerdo con lo que vemos en algunos programas llamados del corazón o similares. Podemos ver escenas terribles incluso entre hermanos, padres e hijos…, sin ir más lejos esta semana pasada podíamos ver como un hijo desahuciaba a sus propios padres, de muy avanzada edad, de un piso de su propiedad, dejándolos en la calle; también pudimos presenciar como una joven madre abandonaba a su propio hijo, fruto de una ex-relación, con sus padres por el solo hecho de que le impedía salir a divertirse con sus amigas todos los días. Como éstos casos y otros muchos más similares, observamos que van creciendo en nuestra sociedad y de ahí nos viene la pregunta ¿es que impera el egoísmo? ¿Estamos perdiendo la capacidad de amar a los demás?
Según San Pablo, imitador de Cristo, en su carta a los Corintios define el amor como lo más importante de la persona y dice que, el verdadero es: paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites y no pasa nunca.
Este egoísmo también se deja ver en los políticos de nuestro país, son como los hijos que abandonan a sus padres, son incapaces de renunciar a sus intereses políticos y personales con tal de favorecer nuestra economía y, en especial, aquellas personas que lo están pasando fatal en el desempleo y sin subsidios económicos. Los unos y los otros no se ponen de acuerdo y no ceden en sus ideologías partidistas y demagógicas, no sea que vayan a perder el tren de unas elecciones, o sea que, interesa más no perder ese tren que mejore la calidad de vida de nuestra sociedad.
Menos mal que, en esa sociedad a la que nos referimos, aún quedan personas solidarias que sacrifican su tiempo y sus intereses económicos a favor de los demás, véanse los socios y colaboradores de Caritas, Manos Unidas, Alimentos Solidarios Torrevieja, personas ajenas a este tipo de asociaciones u Ongs que se sienten llamadas a esa colaboración y aportan también sus ayudas.
Creo que en la situación económica en la que estamos, nuestros gobernantes deberían sentirse también solidarios con los demás, renunciar a sus egoísmos electoralistas y adoptar aquellas ideas y soluciones que aportan los especialistas económicos y apolíticos, que son, los que verdaderamente saben, como salir de nuestra crisis.
Carlos García
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