Con una asistencia importante, mayor que otros años a pesar de la crisis, ha pasado ya la Semana Santa y su noche mágica de la Vigilia. La gran Vigilia de la Pascua o Paso del Señor. La gran visita que nos hace Jesús todos los años en nuestras vidas y hogares para decirnos que nos acompañará siempre y que no nos pueda ni el abatimiento ni la desilusión. Ambos estados de ánimo nos pueden venir de muchas maneras en este actual y proceloso transcurrir de la existencia.
Porque la tendencia es no ser catastrofista, convertirte en palmero del César, (que por cierto no lleva detrás un bufón como los emperadores romanos llevaban, recordándoles que alguna vez ellos también morirían), presionar un botón de ordenador, crear un blog particular o convocar los que tienen poder ruedas de prensa, proclamas, conferencias y demás consignas de paz y de concordia…pero incendiarias.
Así pues la vida, nuestra vida, no es una foto fija, pues pasa con facilidad de la tragedia, al divertimiento y la efímera placidez..
Sufrimos dolor y amargura por el ensañamiento frontal contra la Iglesia Católica y su Pontífice en todos los medios “afines”, sobre los casos de pederastia, porque eso mola y nutre al morbo malsano que llevamos dentro. Pero esa humillación que sufre no le impide reconocer el mal que han hecho muchos de sus miembros, para los cuales pide incluso que soporten la acción de la justicia. De la de aquí…De la de allá ,ya hablará Quién todo lo juzga porque conoce por dentro el corazón del hombre…
Pero también el universo cristiano, se explaya gozoso en la ingente labor misionera de la Iglesia que está los trescientas sesenta y cinco días del año cogida de la mano a la miseria y al dolor. Estipendios dietas y gratificaciones, cero. Treinta y siete misioneros han sido asesinados en el ejercicio de su misión por Cristo durante el año pasado. El doble de muertes que en 2008, la cifra más alta en diez años. Década que ha visto morir, martirizados, a 261 agentes de pastoral en su gran mayoría sacerdotes. No, la vida no es, pues, una foto fija.
Y para terminar sonriendo, voy de anécdota.
A mi edad ya mayor ( no voy a decir yo mismo que vieja¡) , me dice un galeno argentino casi psiquiatra, como todos, con su expresión cadenciosa y nada ruda como nuestro castellano, que de ninguna manera debemos los pacientes ver la tensión arterial alta que padecemos como una foto fija. No es igual en ninguno de los momentos que despiertos o dormidos discurrimos por nuestra perra vida. Con su gambeteo dialéctico me tuvo embobado durante su lección y eso que estuve sentado frente a él y no en diván alguno. Al final yo no acerté a decirle otra cosa que…la tensión era entonces como… la vida misma. ¡Eso es¡ me contestó. Pues ya ven, pensaba ser un experto por sufrir sus embestidas,y me entero de que debemos darle importancia, pero menos… Y sufrirla y vivirla…Vivir para ver…
JortízrochE
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