Anaximandro de Mileto
Me han aconsejado que haga ejercicios de la mente con juegos de palabras cruzadas, comunmente llamadas «sopas de letras», que llegan a la base misma de la formación de términos para caldear los pensamientos. Pero esta vez se trataba de encontrar en los renglones del tablero designaciones de sabios de siempre, una lista de 30 nombres que cubrían más de veinte siglos de nuestra filosofía occidental.
Por nombrar algunos, figuraban en la lista Anaxágoras, Lullo, Heidegger, Hamilton, Scheller y Wund, y dediqué algún tiempo a sus aportaciones al tema de cómo funciona la mente; de improviso, me impactó la labor del sabio jonio Anaximandro de Mileto (610 y 650 antes de nuestra era): sus tratados sobre la gnoseología de la Naturaleza superaban la observación sensorial de los cuatro elementos en contra del dogmatismo oficial, lo que le valió que no nos llegaran sus obras en su forma original, sino a través de citas o referencias a su concepto de «apeiron» o indeterminado, que aflorará en muchas de las teorías desde el pasado hasta nuestro tiempo: Platón, sobre todo, le menciona en el kosmos abierto de las ideas que modelan nuestra mente, lo cual adaptarán muchos de los místicos occidentales, y se le percibe a través de las teorías evolucionísticas del XIX, del relativismo gnoseológico en sus formas puras, del fenomenologismo más austero, del existencialismo más radical o del intuicionismo ético de varias escuelas modernas.
Y leyendo las pequeñas citas que nos quedan de Anaximandro, uno se pregunta cómo han logrado llegar subrepticiamente hasta nosotros dentro del vientre de un caballo de Troya, a pesar de los Grandes Dictadores que han persistido en controlar la libre observación de lo que nos rodea. Yo a veces me pregunto sobre la dificultad de mantener las ideas libres de prejuicios, y a Anaximandro lo percibo muy cerca con sus observaciones sobre otra manera alternativa de ver las cosas.
HECHOS Y DICHOS
La vida de un ser humano es siempre mucho más breve que su memoria. Anatole France
MORALEJA DE UN CUENTO CHINO
La vida es tan paradójica en su desarrollo que lo malo se convierte en bueno y lo bueno se hace malo.
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