Los cachorros que las tiendas de mascotas o los criaderos muestran son adorables y es difícil resistir la tentación de llevárnoslos a nuestras casas. Éstos dependen de ese amor a primera vista para que la gente compre impulsivamente.
Pero la venta de cachorros posee un lado oscuro que pocos conocen:
Muchos de los perros que se venden en tiendas proceden de criaderos que funcionan como máquinas de producir cachorros, donde a las perras se las mantiene preñadas todo el tiempo hasta que mueren. Los cachorros son separados de sus madres poco tiempo después de nacer, para colocarlos cuanto antes en los escaparates de las tiendas de animales, donde pasarán la mayor parte del tiempo solos o amontonados con otros perros. Durante este periodo, muchos de ellos enfermarán sin recibir suficientes cuidados, padecerán estrés permanente y en algunos casos resultará incluso más rentable para la tienda dejarlos morir.
Nunca compres una mascota de una tienda, de un criador o de los vendedores ambulantes. Los animales no son objetos que deban ser utilizados como mercancía. La compra de mascotas, ya sea por pena o por otras razones, sólo ayuda a perpetuar este negocio. Mientras hay criadores y particulares reproduciendo perros y gatos, otros miles sufren en las perreras y muchos serán sacrificados al no poder albergar a todos los miles de animales que reciben cada año. Muchos no han tenido nunca un hogar, pero la mayoría fueron abandonados por ser demasiado grandes o porque sus antiguos dueños querían irse de vacaciones de verano, a otros los abandonaron por ser viejos, o muy traviesos, por ser hembras preñadas, o ser agresivos, o por haber dejado de ser simpáticos cachorritos.
Los refugios están saturados de animales y no disponen de suficiente espacio, ni recursos ni voluntarios para que puedan vivir en condiciones dignas. Muchos animales pasan años en jaulas, esperando a que alguien los adopte. Otros serán sacrificados a las 72 horas de entrar en la perrera. Por lo tanto, te aconsejamos que:
– Si deseas un animal, acude a una protectora o perrera de tu ciudad. De esa manera estarás salvando no sólo al animal adoptado, sino también al que ocupará su lugar. Además, le estarás ofreciendo una nueva oportunidad de ser feliz y recibir cuidados y afecto a animales que anteriormente fueron maltratados y/o abandonados.
– Si tienes animales de compañía, es recomendable esterilizarlos para evitar que los cachorros no deseados terminen abandonados, en laboratorios de experimentación, o en manos de desconocidos.
Averigua en las protectoras qué veterinarios ofrecen esterilizaciones a bajo costo.
– Si encuentras a un animal abandonado, intenta encontrarle un hogar, llevarlo a un refugio o acude a un veterinario si fuera necesario. Él necesita tu ayuda, ¿te gustaría que alguien lo hiciera por ti en la misma situación?
– Si conoces a alguien que pretenda hacer criar a su perra o gata, explícale los problemas que esto acarrea y, si desea un cachorro, sugiérele que adopte uno: los refugios están llenos de ellos.
– Si prefieres una clase de perro o gato en particular, pregunta en los refugios: un alto porcentaje de los animales abandonados son de «raza».
Por cada animal que se compra, otro pierde la oportunidad de tener un hogar.
Adoptar es ayudar a los animales que más lo necesitan. Somos responsables de quienes hemos domesticado.
Carmen Morate
www.animanaturalis.org
Carmen, he leído tu artículo y te felicito por lo que aquí demuestras.
Yo tengo un perro que adopté en un albergue y, ya era adulto cuando lo hice: tenía 5 años (si no eran más); y.. ¿qué más da la edad que tuviera si le iba a querer igual?.. ¿qué mas da que no tuviera «pedigrí»?… seguía siendo 1 perro, no?. Era un animal deseoso de cariño, de que le diesen una segunda oportunidad!!
El adoptar, como explica muy buenamente nuestra amiga Carmen en el artículo anterior, no solamente contribuye al vacío de los albergues y perreras (repletas de animalitos tristes porque han sido abandonados), sino que también estamos ayudando a evitar la crianza mal condicionada.
Otra cosita, cuando vayan a adoptar un perro, piensen que es un ser vivo como nosotros, no un juguete que se puede abandonar cuando nos cansemos de él.