Ni uno, ni dos…

Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro

Hasta tres han sido, esta vez, los galardones con los que el Festival Internacional de Teatro de Venice (Florida, USA) ha premiado al grupo Colesterol Teatro de Torrevieja: «Mejor guión adaptado», «Mejor Dirección Artística» y «Mejor Escenografía».
Del 22 al 26 de junio pasado, en Venice, representantes de países como Rusia, Brasil, Polonia, Francia, Dinamarca, Australia, Singapur, Sarasota (USA) y España (Colesterol Teatro), han conformado la parrilla de la programación teatral que esta comunidad, frecuentada por ricos, organiza cada 4 años. La actividad se ha desarrollado en torno a una infraestructura teatral absolutamente profesional. La organización del evento ha sido ejemplar: solo tenías que exponer tus deseos (teatrales) para que éstos fueran hechos realidad a continuación. Objetos, vestuario, maquillaje, entrevistas con los medios, todo, todo estaba controlado, medido, en su sitio. Efectivamente, se podía comprobar que estabas en uno de los lugares importantes del mundo del espectáculo. Todo se mueve en torno al «show» (business) y tiene que ser, y es, casi perfecto. Nada es gratis en este país (USA) y ni siquiera una foto ha podido ser sacada por el personal no autorizado sobre espectáculo alguno. Después, ellos (los «capos») te venden un CD con imágenes de tu propio espectáculo (increíble, pero cierto; aquí sacan dinero de las mismas piedras… en fin). Sólo de las entrevistas para la televisión pudimos sacar a cambio la grabación íntegra de la representación. Pero hoy, ya en nuestro país, todavía está por llegar. Veremos.
En este panorama febrilmente mercantilista (el Festival es el objetivo de propietarios de teatros, que van en busca de nuevos espectáculos), estuvimos cenando con los dueños de tres de ellos -en Texas y Austin-, a los que hemos sido invitados próximamente. Sí, me he explicado bien: nosotros, los «pardillos» de Torrevieja, intentando ser seducidos por los jefes del «circuito hispano». Diríamos que ésta no es nuestra realidad en nuestro país, bien cierto, sí señor; pero en el país del «todo es posible», parece ser que gustamos y se nos rifan, ya ve usted. Diferencias entre las cosas de los pueblos y la capital, ya lo ves…
Así mismo, dados a sorprender y ser sorprendidos, nuestra puesta en escena (espacio acotado por alambre de gallinero, con gallinas incluidas) constituyó una auténtica novedad -el jurado aseguraba no haber visto nunca a este tipo de animales en un escenario teatral-. Les creo. Los adjetivos de «atrevidos», «originales», «divertidos», «sorprendentes», «profesionales de la escena», en cuanto a lo cómodos que aparentábamos estar en ella, fueron algunos de los piropos que los tres miembros del jurado nos regalaron sin pudor alguno. Nunca, nadie tan profesional nos había halagado con tanto entusiasmo.
No sabemos qué pasará a partir de ahora. Si en realidad todo fue un sueño. O una bonita alucinación. Esto es lo de menos. Lo importante es que sucedió y que es una gozada poder decir que sí, que nosotros, entonces, estuvimos allí.