De cimas y campanas

Suena, desde la torre de nuestro campanario, una que nos recuerda el segundo toque a la misa de las ¡ocho de la mañana! También la oigo, porque debe de ser la misma, a otras horas del día. Cuando se le antoja. Guapa esa campana, puesto que, dentro de su tribu, va por libre aunque no sea lo correcto. Pues a mí me place, mira por dónde, y cuando tenga tiempo y fuerzas y los huesos indoloros, subiré cuantas escaleras sea menester para, después de identificarla, compartir con ella, y con sana admiración, su rara y simpática discrepancia. Ahí es nada, no resignarse a estar callada como las demás. No me creo lo del virus informático… Tiene que ser una campana con alma y además valiente… dándonos ejemplo a nosotros, los individuos, uno a uno e indivisibles, que en la trama sociopolítica que es cualquier sociedad no decimos una sola palabra, ni objetamos a los designios o decisiones de la dirigencia de la cosa pública.
Hay un columnista -nadie adjetiva como él- que deplora, yo añado que aquí en España se nota más, la distancia entre un equipo de fútbol en estos momentos representativo de todos nosotros y con espíritu de lucha encomiable y legítima por llegar a la cima, y otro grupo de personajes empecinados en mostrarnos sólo su afán de supervivencia como sujetos de tribu o casta, por aparte del resto, aunque sea ese resto el que cada cuatro años los aúpa al poder.
Y a los que hasta hace poco les ha dado vergüenza -a todos- enarbolar la bandera española, y lo digo así porque temo se me tache de infame si dijera de la Nación Española.
Pobre España, que hasta los de la «puñeta», que yo creía egregios en la salvaguarda de nuestra identidad como pueblo, han sabido desmenuzar una sentencia de tal manera que fija muchos enunciados a ulterior interpretación… Cuando yo creía que ellos estaban precisamente para interpretar taxativamente. Y se hace pública (!?) con alevosía y nocturnidad… Cuando estamos distraídos con el balón que nos ilusiona y con casi todos los deportistas españoles que se superan día a día. Y como el sábado, fecha señalada aposta también, para que se manifieste la Cataluña profunda agredida por el fallo, aunque el sr. Rodríguez haya dicho ya de buscar recovecos jurídicos que la edulcoren. ¡Pero si está en vigor la tira de años! Así que va un presidente vecino de nosotros, ¡normal!, y se manifiesta en las primeras portadas porque también se siente agredido por otra Ley inicua para él. Como el otro presidente, buscará recovecos no para edulcorar, sino para poner arena en los engranajes. De frente y fuerte, sonando como la campana discrepante de nuestro campanario que no se resigna a callarse.
Bueno, me voy, no sin antes congratularme de que nuestro Ayuntamiento y nuestra Parroquia de la Inmaculada hayan hecho posible la construcción de la séptima Parroquia del término municipal, San Pedro y San Pablo, para servir a los residentes en Torretas.
¡Ah! Y, por último, llamaré a los cines IMF a ver cuándo se enteran de que también tenemos derecho los torrevejenses a que nos pasen la película del cura bueno, «La última cima». La del cura ejemplar y la que alguna vez tendrá que ser también para nosotros los creyentes.

JortizrochE

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*