El Cabecico Soler

Cuando me contaron esta leyenda, la que me quedé encantada fui yo. Me pareció tan bonita que quiero ofrecérsela a mis lectores. Es… «La leyenda de la Encantada».
El Cabecico Soler es una montaña redonda, entre Rojales y Guardamar. Atesora una singular leyenda. Según cuentan, había allí un castillo moro, cuyo rey tenía una hija guapísima. Un cristiano se enamoró de ella, siendo correspondido por la princesa. A escondidas se prodigaban caricias y promesas de amor eterno para el futuro, pero no contaban con que, un día, el rey los sorprendió en pleno idilio. Se entabló una feroz lucha entre suegro y yerno, éste último hirió al rey, que al mismo tiempo maldijo a su hija por tener amoríos con un infiel: -Durante 100 años -dijo-, el castillo y sus gentes desaparecerán bajo tierra. De ahí parte la leyenda de que, en la noche del 23 al 24 de junio, día de San Juan, aparecerá el castillo y la princesa mora; si alguien la toma en brazos y baja hasta el río Segura y se moja los pies, se realizará el milagro de esa afloración del castillo de modo permanente, pero es ardua tarea, porque durante el descenso del Cabecico, tendrá que luchar con dragones, hidras toros y miles de alimañas.
Otro detalle es que existen pasadizos secretos del tiempo de la Santa Inquisición y un escudo viejo, carcomido por los tiempos. Cosa curiosa: allí han vivido familias y todos han muerto con la lengua fuera. ¿No es extraña esa coincidencia?
Ese lugar debió de estar sumergido en el mar, pues se ven fósiles marinos; además, también fue zona protegida por fuerzas militares de España y Europa, o sea, un fuerte militar internacional, cuyas puertas estaban guardadas con sellos de acero del Gobierno.
El próximo año no estaría de más asistir a las fiestas de Moros y Cristianos, para vivir «in situ» esa leyenda tan bella y romántica del Cabecico, o quizá este verano darse una vueltecita por el barranco de la «Encantá».