La canción de la Tierra con palabras sonoras

Gustav Mahler

«¿Qué es la música?», me preguntaréis, pues su ritmo es capaz de escapar toda definición simplemente utilizando el material volátil del sonido como lo hace la brisa cuando peina el paisaje.
«Me produce pánico cuando alguien dice que no le gusta la música», decía Shakespeare, que entonaba sus versos al recitarlos, como si no notara diferencia alguna entre el ritmo de la palabra declamada o la sonorización de los espacios que se crean entre las notas musicales cuando se entretejen para crear una melodía. Palabra y sonido precisan un control técnico diferente, es verdad, pero ambas deben llegar a ser patéticas, según Wagner, pues implican «pasión, amor y desesperación».
Esta mañana otoñal me han despertado los acordes de un concierto de los Proms de London, y me creí desperezándome en mi casa de Maida Vale en W9. Se trataba de «La canción de la Tierra», de Gustav Mahler, que, aunque entroncado en los momentos musicales de su tiempo postromántico, nos pertenece más bien a nosotros. No quiso llamarla su novena sinfonía por deferencia al coloso vienés Beethoven. Nacido en Kalisté de la Bohemia, entonces Austria, Mahler muere en un sanatorio de New York tras dirigir una de sus sinfonías. Sus ritmos evocarían las profundidades de los océanos de donde procede toda la vida: Calmo como las ondas, arrebatado cual las galernas, chocaba contra los acantilados de quienes no se preocupan de lo que pueda suceder a nuestro entorno.
Esperaba que alguien me dijera «con la música a otra parte», porque no se sabe lo que contiene ese cuidadoso amasijo sonoro que nos entronca con los seres que se comunican con cantinelas matinales, pues me estoy enviciando en despertarme por la mañana con los «Momentos Musicales» de la radio 24 horas. Ni siquiera me incorporo, porque me ensimismo envuelto en lo que Platón decía nos enmaraña en melodías que conforman nuestras experiencias.

HECHOS Y DICHOS
Me encanta la música mala, lo que pasa es que nunca la encuentro lo bastante mala para que me guste del todo.   León Daudí

MERA OBSERVACIÓN
Si se define a la música como el lenguaje universal, ¿cómo es posible que varíe tanto de generación a generación?

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