Javier Manzanares Solivelles
Secretario de Administración CEL PSPV-PSOE Torrevieja
Desde muy pequeño me inculcaron que el respeto hacia los demás debe ser algo que tenemos que llevar a la práctica todos los días. A veces eso es muy complicado. Hace unos años me di cuenta de que, si lo conseguía, podría llegar a ser más feliz y más justo con mi familia, amigos y los no tan amigos. Es un trabajo diario y difícil, y lo es más si tenemos en cuenta que vivimos en un mundo donde parece que todos se empeñan en ponértelo complicado.
En mi vida cotidiana, procuro, cuando departo amistosamente con alguien, escuchar para entenderlo, algo bien distinto de lo que es meramente «oírle». Con este gesto tan sencillo y tan complicado a la vez, advertiremos qué es lo que quiere realmente comunicar o si quiere algo tuyo o algo de ti, pero, sobre todo, entender sus motivos y por qué está contigo. Con el tiempo, llegará el respeto hacia los otros, derivado del conocimiento y de la comprensión de los demás. Al fin y al cabo no somos tan distintos.
Personalmente, cuando alguien me insulta, y lo hacen a menudo, en la inmensa mayoría de los casos esa persona no ha hablado conmigo jamás y no me ha preguntado nada nunca. ¿Cómo es posible esto? Decía un amigo mío que, si empiezas a discutir con alguien y terminas hablando con él, es que merecéis la pena los dos.
En la vida política, en la que llevo poco tiempo, el insulto y menosprecio por los demás es algo habitual, casi cotidiano. En Torrevieja tenemos hasta «insultador» oficial. En el fondo, es una desgracia para él. Aunque los demás tenemos que sufrirlo con una periodicidad que con demasiada frecuenta resulta cansina. Es muy triste que el primer recurso sea el insulto, puede esconder frustraciones ocultas. Eso, siendo joven, debe de resultar muy duro.
Esto de acercarse al ciudadano a 2 meses de las elecciones me parece una falta de respeto; por eso, desde que nos hicimos cargo del PSOE hace más de 3 años, lo primero que nos planteamos fue eso, hablar con la gente, escuchar a los ciudadanos. Nos dimos cuenta de que al ciudadano torrevejense no lo escuchaban sus gobernantes. Ése es el posible origen de la desidia absoluta a la hora de ir a votar, es decir, el abstencionismo en las elecciones, que se sitúa cerca del 50% en las municipales. Nuestros gobernantes locales, como dice nuestro secretario general, mandan, pero no gobiernan. Como no escuchan, no conocen las prioridades de los ciudadanos. Es como escuchar y oír. Parecido sin parecerse en nada.
Queremos cambiar Torrevieja, y os aseguro que lo primero que haríamos sería fomentar la participación ciudadana para que los cauces con los que se escuche a nuestros paisanos queden establecidos de acuerdo a la Ley de Grandes Municipios a la que estamos acogidos. Oír a los ciudadanos para gobernar junto a ellos. Cauces para que los ciudadanos comprendan cómo va a ser la herencia que nos vamos a encontrar. Una nefasta herencia que, por mucho que se empeñen, no la van a poder ocultar ni con insultos ni con miedos. Que el dinero de todos llegue a todos. En definitiva, que el ciudadano sea el epicentro de la vida política y se trabaje para él, escuchándole todos los días. Como os dije antes, de esta forma se les conocerá, se les respetará, y todo funcionará mucho mejor. Haced la prueba y ya me contaréis.
Amigo, todo ese bla, bla, bla está muy bien, pero deberíais practicarlo con vuestros propios compañeros de partido y en especial dentro de la ejecutiva.