Nace mediante la fermentación de los azúcares, por ejemplo, contenidos en la uva. Son necesarios unos hongos microscópicos -las levaduras- que desintegran los azúcares en alcohol.
¡Ojo! Y ahora viene lo interesante; el nacimiento del asesino, el alcohol. La levadura tiene un vecino molesto, otro microorganismo; el hongo de moho. ¿Qué hace la levadura? Ordena dar muerte al hongo del moho.
Queda así patente que el alcohol mata a cualquier organismo vivo. En la práctica y en la medicina es utilizado como antibiótico. También mata las células vivientes en el cuerpo humano.
En cantidades reducidas es estimulante (es un psicotrópico); en cantidades abusivas es mortífero. Corrompe el cuerpo y el cerebro. El alcohol no se digiere. Del estómago y del intestino delgado pasa la mayor parte a la sangre por el efecto «osmosis». Invade todas las células del cuerpo y del cerebro y el protoplasma celular, base de la vida.
Vamos, pues, a la dinámica alcoholizante no interrumpida y tratada como enfermedad, a tiempo, puede llevar a la invalidez, el manicomio, etc.. O, como he indicado arriba, a la «última consecuencia».
La esclavitud etílica es una situación contra-natura, aberrante. Situación significa un conjunto de circunstancias modificables. La modificación en este caso requiere el empleo de un antídoto para anular la evidente toxicidad del veneno alcohol y contrarrestar sus devastadores efectos: este antídoto es «dejar de beber».
El Ruralico
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