Carta a los lectores

A principios de 1950, se crearon en EEUU las empresas de estudios motivacionales para la manipulación al servicio del marketing, «el mass persuasion», (influencia a las masas al servicio del fetichismo del consumo).
El dr. Dichter, uno de los más destacados e intuitivos exponentes, ya en 1951 dijo: «somos amantes de la imagen, dados a actos impulsivos y compulsivos». Las bases de los estudios motivacionales derivan de las investigaciones de Sigmund Freud, Carl Gustav Jung, etc. Otrosí dijo el dr. Dichter: «Mucho de todo ello manifiesta un regreso (retroceso) en vez de progreso para el individuo en su larga lucha para alcanzar a ser un ente racional, capaz de guiarse en sí mismo», ref. a sus estudios motivacionales.
En 1956, el sistema introdujo la obsolescencia psicológica y planificada, persuadiéndonos a renovar regularmente lo que tenemos, con la promesa de ser más felices al no tener que avergonzarnos de mostrar el coche de 2-3 años (ya caduco), el/la cónyuge, la vestimenta, etc., etc. No debíamos tener un vínculo estable, ni ligazón o posible simbiosis.
Esta manipulación consumista conlleva sus implicaciones emocionales hacia un materialismo enfermizo y nihilista; sin una visión humanista introspectiva y la negación de lo trascendental, de la estructura del individuo, sin saber dónde refugiarse en nuestra desesperación.
La tentación es grande en refugiarnos con nuestras neurosis progresivas en un imaginario vínculo, ligazón, simbiosis con la automedicación del alcohol.
Este intento es la gran falacia de una sociedad tan permisiva con el estilo. Muchos jóvenes y jovencísimos/as piensan en el botellón como en un acto tribal, pero claro, bajo la asistencia del Samur y la Cruz Roja. Para un porcentaje «X», es la inexorable iniciación en el alcoholismo, el atajo a la silla de ruedas, invalidez prematura, el manicomio, etc, etc.

El Ruralico

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