Antes que nada, debo decir que todo lo que sea el embellecimiento de la ciudad es loable. Pero según se haga. Y una alucina con la camaleónica obra de la calle Caballero de Rodas. Según se iba haciendo, se veía que a su término sería lo que es, un desastre. Una chapuza XXXXL que se ha agrandado y está hecha unos zorros, donde suciedad y roturas se hacen competencia y dan la nota.
Hace dos veranos se empezó la obra de esta calle; en plena canícula, donde los trabajadores de la misma se derretían bajo el sol, el polvo y los «armoniosos» ruidos de las taladradoras, que hacían las «delicias» de ellos y las de los vecinos y comerciantes. Pero todo valga, si al final la obra está bien hecha. Pero, por falta de «presupuesto por medios», contrataron a un empresa también XXX… y ésta, a cuatro «aprendices pavimentadores y albañiles algo verdes» que sabían del oficio lo mismo que yo de arquitectura. Pero, aparte de no saber, los materiales que se han utilizado no son de recibo, son como de saldos.
Nada encaja en esta chapuza que nos ha costado una pasta que tendremos que pagar. De entrada, las baldosas, unas, según dicen, son de «diseño de cantera», con relieves, o sea, con «costras» como los mejillones; las otras, rotas, a trozos, no naturales, y por si fuera poco, sueltas sobre la tierra sin más, a su aire, que cuando las pisas son teclas de piano desarticulado y si llueve, te lavan los pies o te pintan la ropa, de gratis.
Los que las ponían, las iban encajando -yo los he visto- unas detrás de otras, con sólo el soporte de la tierra, sin argamasa que las sujetara; mas luego, dejando medio dedo de separación entre ellas y sin rellenarlas como se hace, con cemento, y la mayoría sobresaliendo unas de otras, con desniveles de vértigo.
¡Y qué decir de las negras pequeñas que hacen de asfalto, de calzada para la circulación y que parecían estar bien! Están destrozadas con baches. Y el centro y los laterales por donde pasan los coches, se ve que no rellenaron bien con piedras y tierra las zanjas para el tráfico que debía pasar por ellas y se está hundiendo la calle.
Otra de las «peculiaridades» que tiene es que si no miras dónde pones los pies, puedes rodar y romperte la cadera o un brazo, como así ha pasado. Luego están los vados de los parking, negros, con unas «tachuelas» sobresalientes grandes que al pisarlas te taladran los pies, pues hacen daño. Y el no va más de las farolas, su coste y su modelo, que parecen cuellos de dinosaurios y son agobiantes, pues se comen el espacio de la calle, ya que tienen poca separación entre ellas.
Todo lo expuesto está ahí a la vista. Y digo yo en «descarga»: como ahora lo viejo y lo roto está de rabiosa moda que te «C», las baldosas rotas, pues eso; además, hacen de ceniceros, papeleras, cáscaras de pipas… y en este derroche de «calidad», quizá sea un acierto esta chapuza de diseño XXXXL y de ejecución de la calle Caballero «que ruedas».
Josefina García
bueno de la calle caballero de rodas, me he quedado alucinado prim ero por lo que dice el autor anterior, pero es que las gigantescas farolas de marras de dicha calle son un alucine mastodontico que no hay quien lo digiera, de quien habra sido esa parida…de verdad pense que estaba en otro planeta cuando entre en la citada calle, pero que bestialidad de farolas, vamos, como para que sean vistas a kilometros de distancia.Lo siento por los vecinos de dicha calle, que deberan aguantar de por vida , las dichosas farolas, que espanto….
Josefina, a los adoquines rotos le echamos un capasico de pasta mortero árido medio y queda niquelao. Las farolas son de categoría extra y al que no le gusten, para gustos los colores.
digo yo que antes de hacer nada, se hará un proyecto y que gentes con capacidad, lo verá y dará el visto bueno. Esa gente son los responsables de urbanismo y con el alcalde a la cabeza, Pués que lo arreglen ellos o bien den la cara y den explicaciones.
¡¡ah¡¡ a mi tampoco me gustan las farolas. Pedro alcalde tienes muy mal gusto.