A escena

Hoy, a la altura de mes en el que nos encontramos, todavía no voy a escribir ni a hablar de nuestro libro (Miguel y Óscar), parafraseando a mi admirado Paco Umbral. Hoy toca hablar, entre otras cosas, de recortes sociales, en el transporte urbano, y dentro de nada con el transporte escolar, y con la subida de las matrículas para las Escuelas Deportivas (cómo se mueva el dinero, cómo fluya y por dónde viaje es cosa que a este modesto escribidor ni le incumbe ni le importa, y como dicen en teatro, «y mucha mierda».), y dentro de poco con las pagas a matrimonios, y dentro de otro poco con las subvenciones a diestro y siniestro, y con los alquileres de inmuebles por parte del Ayuntamiento, e incluso con los coches oficiales que van y vienen desde Alicante hasta aquí y desde aquí hasta Alicante, que es un pastón, oiga, y quien quiera chófer oficial, que se lo pague, por Dios, que no corren tiempos para seguir despilfarrando, sino para marcar y proyectar prioridades. Y digo yo que una prioridad básica es que el alcalde de la ciudad tome mayor protagonismo, que utilice su talante de persona de diálogo precisamente para eso, para consensuar temas, tender puentes, y no permitir más que ningún concejal, ninguno, se enganche al manido y aguerrido topicazo de que Zapatero es el culpable de todo, incluso de la muerte de Manolete. Vamos, que no se deje dominar por nadie, ni tan siquiera por la maldad, que existe en todos los rincones. Porque, por ejemplo, para bondad, la de Carmen Ortiz, la buena profesora de Literatura del Instituto, sí, aquella profe que se entusiasmó con la dirección de obras como «Bajarse al moro», «Maribel y la extraña familia», y «Bodas de sangre», dándoles caña a sus alumnos, gracias a unos cursos de iniciación al teatro que vinienon de la mano de la Concejalía de Cultura, a la sazón dirigida por el actual portavoz de APTCe, haciendo el trabajo de monitor o algo así mis amigos Matías y Salvador. A Carmen siempre le entuasismó el Teatro, y no consigo entender que haya bajado los brazos de una forma tan sutil. También escribía unos artículos maravillosos en aquellos Vista Alegre de otra época, más pícara, más mordaz, menos… menos. Otra época, pero que Carmen debiera recuperar el tiempo perdido, sin llegar a Proust, pero siguiendo sus huellas, con perdón. O el bueno del pedazo de artista, tal vez marginado no sé si por la oficialidad o qué, Rafa Maestro, que ha hecho una exposición en Alicante complementando Poesía con Pintura, algo seguramente original, como suele ser él. La nota de Rafa la leí en «El País», y eso ya es algo, aunque fuera en las páginas de la edición en la Comunidad Valenciana. A fin de cuentas, no deja de ser un artista de esta Comunidad, y va a la capital de la provincia sin utilizar coche oficial, que, dicho sea de paso, es de todos y hay que utilizarlo con mesura.

OBRA OLVIDADIZA
Se me olvidó mencionar en el pasado número otro auténtico dislate. Yo creo que si Jesús de Nazaret levantara la cabeza no vería cn buenos ojos el gasto de 5,5 millones de euros (que se dice pronto, vaya) para el futuro Museo de la Semana Santa torrevejense. Y que el Señor me perdone si he desbarrado.

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