A escena nº464

Hay algunas quincenas, ay, que uno se encuentra un tanto espeso, pr mucha pluma que tenga, ay. Y, ay, las cosas que pasan por nuestro municipio. Sabotajes a la línea de autobuses que han iniciado su contrato con el Ayuntamiento para el servicio escolar, un servicio que estaba costando un dineral, y que se veía venir que acabaría de esa forma. Me informo de que se ha conseguido rebajar el número de buses para prestar el servicio: de 70 a 30, aproximadamente. Estamos hablando de una pasta muy gansa, amigos y ciudadanos. El sabotaje ha sido en toda regla, y seguro que pillarán a los actores directos de la tropelía, pero es que huele a vandalismo con tintes mafiosos, supuestamente mafiosos, que tampoco quiero yo rayar en una denuncia gratuita y arbitraria. Las cámaras de Vyriato hablarán, que para eso nos han costado otra pasta gansa con los Planes dichosos de Gobierno central o autonómico. Otro tanto pasa con el asunto, presunto asunto, de los padres y madres del colegio de las monjas, que, como es concertado, no tienen obligación alguna de pagar la cuota establecida mensual de 70 pavos reales, así que los padres y madres, ni cortos ni perezosos, han dejado de abonar esa cantidad al centro, con lo que ha habido una gran marajeda, hasta el punto de que suenan clarines celestiales de que, de ir la cosa así, tendrían que cerrar el colegio religioso, porque si no hay «chichos», tampoco hay «alimoná». Un catalán diría: «el negosi es el negosi». O sea, negocio con la Educación, supuestamente mal asunto. Como supuestamente mal rollo es cuando se dice, comúnmente, y con cierta alevosía, que las autoridades políticas, una buena mayoría, supuestamente, andan metidos en casos y temas judiciales por lo que ya se sabe y no quiero mentar más para que no se me aburran… Pero hay que decir, en honor a la «veritá» o ética profesional -deontológicamente hablando- que un acto administrativo de gran o menor envergadura siempre ha de estar (y lo está) avalado por la firma correspondiente del funcionario (siempre los que tienen mayor rango, claro) de turno, con lo que supuestamente las presuntas irregularidades son cometidas a dos bandas, cosas que siempre quedan al margen, y tampoco es así, «compaere». Por eso, a veces, y siempre supuestamente, vemos deambular por juzgados tanto a técnicos como a políticos, como la vida misma. Ah, y no es lo mismo avalar un determinado proyecto/servicio/contrata… lo que sea, cuando está en juego un presupuesto de 10, 12, 16… millones de euros al año. Palabras mayores, hermanos míos y lectores queridos. Palabras mayores. Yo lo que venía a decir es que, con mi simple firma, avalo la adjudicación o una carta de pago cotejada en el tema tan delicado de los difuntos, cosa que sigo haciendo por una determinada orden faraónica. Y ahí estamos, redactando pacientemente el Libro de los Muertos.
Por lo demás, indicar que el otro día vio la luz una noticia que decía aproximadamente que unos 4.500 periodistas andaban en la oficina del desempleo. Pues si eso es así, que no lo dudo, deberían clausurar a cal y canto la Facultad donde se imparte esa supuesta carrera. La vida, la calle, las influencias y los trajines cotidianos dan más buenos profesionales de esta cosa de la Información. Torrevieja cuenta con muchos ejemplos, ay.

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