Es tan fácil dejarse llevar por la corriente, que a veces somos proclives a adormecernos con ella. Ahora mismo, por ejemplo, inmersos en plenos Carnavales, después de disfrutar el domingo con las Murgas Carnavaleras, que estuvieron muy bien elaboradas, críticas y divertidas, como debe ser y hacía tiempo que no veíamos, con los desfiles ya casi en la calle, cada uno prepara su disfraz con el máximo esmero. Unos van de fantasía, con adornos, plumas y lentejuelas. Otros camuflan su personalidad enmedio de la muchedumbre, caracterizados de personajes famosos o envueltos en algún extraño artilugio. Todos juntos forman una espléndida cabalgata, que alegra y llena de colorido las calles de la ciudad, en estas frías fechas de febrero. Los niños pasean disfrazados, camino de los colegios -un tanto tristes este año, por la mala situación que les agobia- o a los centros de ocio y otras entidades locales. Los bailes de Carnaval se preparan a diestro y siniestro, a pesar de todo. No está mal perderse, aunque sea por unos días, envueltos entre disfraces y olvidarse de la cruda y fría realidad, quizá sea lo mejor. Adelante, vivamos el Carnaval.
Dejar una contestacion