La Antígona de Sófocles
Resulta con frecuencia difícil precisar si se escribe para desahogarse interiormente o para que se resuelvan en palabras las contradicciones de lo que sentimos.
Por eso me ha encantado cooperar en el Ateneo torrevejense de Miguel Hernández para llevar a cabo una adaptación de la tragedia de Sófocles que se presentó en escena en momentos en que la crisis política hizo vibrar lo que los antiguos llamaban las compensaciones que afloran tras el propio vivir y lo que permanecerá grabado en la memoria de todos. Como escritor, Sófocles pertenecerá a los dos mundos, pues su vida fue testimonio, ya desde su juventud en la palestra de las letras compitiendo con colosos como Aeschylus y Eurípides. Nació poco antes de la batalla de Marathon (450 antes de nuestra era) y se hizo célebre en los festivales de Langea y Dionysea de la ciudad-estado de Atenas durante los tiempos de Pericles. Se dice que murió trágicamente de nonagenario insistiendo en recitar una largísima frase de su Antígona.
El hombre racionalizado ha tratado de desechar a partir del Renacimiento los paradigmas de la Tragedia clásica, pero el vivir mismo no puede esquivar las reglas del juego: ahora se resuelve mal el papel de los contradictorios: masculino (Creonte)-femenino (Antígona), Ley-Conciencia, Deber-Libertad, Moral abierta-Moral cerrada, Logos-Mythos, Vida-Sueño. En el planteamiento socrático de dos de las tragedias de Sófocles, «Antígona» y «Edipo Rey», el ser humano se movía en un espacio más allá del Bien y del Mal, aunque después en el Medievo quedaría enfangado durante siglos en lo pecaminoso para que lo liberara la gracia. Resulta ahora que, con el Racionalismo imperante, se es siempre inocente hasta que se pruebe lo contrario, aunque termine a veces en farsa con una sonora carcajada y hay hechos recientes que lo confirman, pues se dicta que «se puede ser no-culpable sin ser inocente».
HECHOS Y DICHOS
No hay quien pueda evadirse del «Dictum» del Destino. Antígona: Coro, Éxodo
APODIGMA FILOSÓFICO
La Vida no sólo es Belleza, sino también Deber.
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