Se reunió de nuevo el comercio local para buscar soluciones a la precaria situación en que se encuentra. Es cierto que necesita que se ocupen de él en serio, porque no se ha asumido ningún proyecto viable y efectivo para salvarlo. Se le ha ninguneado durante demasiado tiempo, eso es notorio. Siempre se le piden sacrificios, y dinero cuando hay que acometer algo, pero nunca se le ha ofrecido nada realmente bueno, sólo algún remedio momentáneo, por aquí o por allá, cuando se le ve con mucha necesidad, como sucede actualmente. Claro que tampoco ha encontrado la manera idónea de defenderse. Es posible que los comerciantes, que son trabajadores incansables y vendedores, hayan estado demasiado ocupados en sus problemas de cada día y, como suele decirse, los árboles no les han dejado ver el bosque. Nunca han protestado por nada -con todo lo que se les ha hecho- o es que quizá no se han atrevido a defenderse con suficiente fuerza y exigir lo que se merecen, por su importancia y relevancia. Ahora, esperamos que no sea tarde, pero va a costar mucho reactivar -como se pretende- un centro apagado, sin fuerzas, ni aparcamientos, ni facilidades para competir con las grandes superficies, que ofrecen todo ese tipo de ventajas a los clientes y sin la sombra latente de la multa a la salida. Todos recordamos la imagen de la calle Ramón Gallud cortada con las obras cuando se inauguraba el centro comercial. Más tarde, la Caballero de Rodas casi un año cerrada y ¿para qué? La paciencia y sacrificio de los comerciantes que lo sufren está más que demostrada. Y ahora habría que moverse mucho para dinamizar algo que lleva tantos años vapuleado. Sólo hay que darse una vuelta para ver cómo está el centro, nada que ver con el de hace 20 años. Es urgente unirse y hacer algo ya, para que vuelva a tener vida y alegría.
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