Gabriel Estañ
Miembro Comisión Ejecutiva Local PSOE Torrevieja
Ésta podría ser la historia de Fran, treinta y cinco años y jefe de obra en paro, y de Loli, farmacéutica de veintinueve. Además, estaría Carmen, su hija de siete. Todos ellos viven en Torrevieja en un piso céntrico por el que pagan una hipoteca de unos 900 euros al mes. Fran cobra su prestación por desempleo de 650 euros al mes y Loli, que trabaja a media jornada desde hace ocho meses, percibe 900 euros, por lo que se siente muy afortunada. Carmen no tiene, como es natural, ingresos, pero es lo mejor que le ha pasado a sus padres.
Hace ya algunos meses que Loli espera que la contraten a jornada completa. Realmente trabajo hay de sobra, pero su jefe, quien lleva meses pagando las nóminas como puede gracias a los impagos de la Generalitat Valenciana gobernada por el Partido Popular, le dijo que esperase que en cuanto pudiera le aumentaría el número de horas. Tras la aprobación de la reforma laboral por parte de la mayoría absoluta del Gobierno central, su jefe ha decidido contratarla a jornada completa por fin: pero sin aumentarle el sueldo, tal y como dicha reforma le permite.
Ello, junto a la subida del IRPF, que Mariano Rajoy prometió que no haría y finalmente hizo, ha supuesto que va a trabajar casi el doble de horas a cambio de menos dinero.
Afortunadamente, Fran ha tenido una entrevista de trabajo a través del Servef para ser contratado como jefe de obra en una empresa valenciana de implantación en toda la Comunidad. Estaba muy nervioso pero finalmente le han cogido: 824 euros brutos al mes con un trabajo que se desarrolla en Villena, a 98 kilómetros de casa.
Echando números, con lo que le va a costar la gasolina, más cara en nuestra Comunidad con el impuesto extraordinario de Fabra, Camps y sus «amiguitos del alma» para compensar el despilfarro propio de los Gobiernos del PP en la Comunidad, Fran se da cuenta de que va a perder dinero, pero tiene claro que prefiere el empleo al paro, por lo que decide aceptarlo.
A los dos meses, y gracias a la nueva Reforma Laboral, que permite una «movilidad funcional» total para el trabajador, Fran pasa de Jefe de Obra a Oficial de Primera. Por otro lado, Loli ve menguado su salario en 50 euros gracias a dicha reforma. Eso les preocupa más. Además, a Loli le asusta la desaparición de los convenios colectivos de los que su padre, trabajador de las Salinas, tanto le había hablado.
El auténtico problema llegó el día en que a Fran le comunicaron que en virtud de la «movilidad geográfica» que permitía la nueva Reforma, su empleo iba a ser desarrollado en Vinaroz, a 374 kilómetros de casa, y que tenía que comunicar si decidía continuar en la empresa o abandonaba. Además, serían 750 euros. Con esa rebaja de sueldo, el nuevo alquiler en Vinaroz, los gastos allí y los viajes cada fin de semana para ver a su familia, no sabe qué parte de la hipoteca va a poder pagar, y como el sueldo de Loli ya iba íntegro para el pago de la misma, su marido está realmente preocupado. Pero si Fran no acepta, volverá al paro. Decide aceptarlo y mudarse, pero sabe que su vida y la de su familia será mucho más difícil ahora.
Esta historia ficticia, pero tan real, podría ser la de Fran y Loli o la de muchos otros españoles tras la aprobación de la Reforma Laboral por parte de Mariano Rajoy. La nueva Reforma Laboral se resume en trabajar más horas, hacerlo por menos dinero y sobre todo con menos derechos.
No faltan motivos para apoyar la Huelga General del próximo día 29 de marzo. Ni le faltan a Fran, ni a Loli, ni mucho menos a Carmen. Ni me faltan a mí, ni te faltan a ti. A la huelga, sí.
Don Stañ, pareces un marciano. Como si acabaras de aterrizar de Marte. Machote, que habéis mandado 8 años y sois los máximos responsables de la hecatombe. No fotis, cuñao.