El tema de la política no debiera ser tabú

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Hoy me ha venido a la mente si resultaría razonable limitar el ámbito de nuestra actividad de reflexión para no verse obligado a considerar que un tema, el que sea, tenga que permanecer fuera del alcance de nuestra vida como ciudadanos.
Y es que están llegando por Internet un amasijo de citas sobre el quehacer de los políticos que, a través de los siglos han suscitado la atención de quienes no temen hablar claro: «Lo que este país necesita es una mayor cantidad de políticos en el paro», escribirá Edward Longley. Ocurre que la mayoría de las citas son osadas, sin que haga falta aludir a los slogans versátiles de los indignados del 15M. «La democracia debe ser algo más», razona James Bovard, «que dos lobos y una oveja votando qué van a comer». Pero me llamó más que nada la atención la contundencia del escritor argentino Jorge Luis Borges. Había nacido en Buenos Aires a finales del siglo XIX, pero su pluma tuvo que enfrentarse a los estrategas modernos blandiendo la espada que más hiere: La escritura sagaz del ensayo definiendo su patria como la de todos pero sin fronteras y sus dichos sobrevivirán a muchas generaciones por haber tratado de combatir las tristes monotonías de nuestro quehacer diario.
El tema de la política, curiosamente, resulta ser tan antiguo como el ser humano cuando reflexiona, pues pensadores como Confucio en el oriente observaban ya: «En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza – En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza». Y en el occidente, Pericles (430 de nuestra era), fundador de la democracia griega, comentaba de su tiempo: «El hecho de que no tengas interés en la política no quita que los políticos tengamos interés en ti», que matizaría Voltaire como «es peligroso tener razón cuando los gobernantes están equivocados».

HECHOS Y DICHOS
Con el tiempo mereceremos no tener gobiernos. Jorge Luis Borges

ANÓNIMO
Hablar no cuesta dinero, excepto cuando lo hacen los que nos fuerzan a callar.

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