¡Cómo nos afectan los años! Cuando uno empieza a mirar atrás y es capaz de recordar acontecimientos de hace más de 20 años, se empieza a dar cuenta de que ya tiene una cierta edad. Eso es bueno, porque quiere decir que aún estamos aquí, pues la alternativa no creo que le guste a nadie. ¡Ay amigo! Me diréis: «Bueno, chico, ¿a qué viene esto?». Pues muy sencillo, me vino una «vena» melancólica y aún recuerdo aquel año 1986, en el que nuestros vecinos europeos nos dejaron entrar a jugar con ellos en el mismo equipo, el EQUIPO DE LA UNIÓN EUROPEA.
Qué felicidad, qué éxtasis, qué vitalidad nos dio a todos los españolitos el sabernos parte de Europa, el podernos comparar con nuestros vecinos envidiados. Sí, amigos, sí, envidiados, ¿o es que no os acordáis cuando venían los franceses, holandeses, alemanes, etc., con esos «Mercedes», «Volvos», «BMW» y demás, y nosotros flipábamos con el Seat 1.500? Ya nos veíamos jugando en 1ª División, como ellos. Claro está que tuvimos que ceder en algunas «cosillas», porque con los años pasamos de ser la despensa de Europa a que Europa nos dispense por tener tanta y tan buena despensa. No era conveniente recién llegar al equipo y ponernos a tirar todas las faltas y meter todos los goles, para eso ya estaban los titulares «chusqueros», pero el progreso que se oteaba en el horizonte hacía que valiese la pena el pasar unos años de humildad.
¿Y qué me decís cuando el 01/01/99 se inventa el EURO? Eso sí que fue un «puntazo», porque la idea de la Unión Europea venía de después de la II Guerra Mundial, pero como su creación iba a base de pasos de tortuga, no preocupaba a otras «Grandes Potencias», pero una moneda única para todos los que estamos en la UNIÓN Europea es otro cantar. Nos pusimos a la par con la todopoderosa USA, los corrillos económicos decían que podríamos, con el tiempo, incluso hacer que el resto del mundo tomara nuestro bonito euro como moneda de referencia. ¡Hasta ahí podríamos llegar! En la máxima categoría de la competición económica, las pelotas siempre las han puesto los «gringos» y no van a consentir, de ninguna manera, que las pongan otros, ¡pues buenos son ellos para dejarse tocar sus pelotas!
Y yo empiezo a analizar esta competición y a los equipos. Tenemos muchos jugadores, son buenos, están en buena forma, son técnicos, entonces, ¿por qué no conseguimos meter más goles que los «gringos»? Tiene que ser por el esquema de juego, ellos tienen un esquema diferente, a ver, vamos a ver ese esquema: cuando el «Mister» del equipo USA dice una cosa, prácticamente habla con la voz de todos, cuando el «Mister» de nuestro equipo UNIÓN Europea…, ¡anda, leeeeeeches!, ¿quién es el «Mister» de nuestro equipo? Creo que tenemos varios, porque en una de las áreas de nuestro extenso club cada 6 meses le toca a uno, pero, según creo recordar, ahora se ha puesto en la silla más alta a uno fijo que viene de Bélgica, con un nombre complicadísimo, Herman Achille Van Rompuy (me imagino que por aquello de que, como en lo deportivo no se comen una rosca, les tienen que dejar destacar en algo), pero cuando llega la hora de la verdad, en los partidos complicados, parece que las decisiones tácticas sobre la forma de jugar, atacar, defender las toman unos elementos en la sombra (dicen las malas lenguas que son sus segundos) y que residen en Alemania y Francia, y quieren todos los méritos para ellos y para los jugadores que ellos han puesto, y el resto sólo podemos pasarles el balón para meter ellos los goles y llevarse los títulos de mejores jugadores del mundo y toda esa parafernalia.
Visto esto, yo en mi ignorancia saco conclusiones, ¿cómo vamos a poder jugar una liga entera tan dura como ésta (la mejor liga del mundo, pregonan por ahí) si no tenemos un solo «Mister», una única táctica y cada componente del equipo sólo mira por su ombligo?
Lógico que en el campo de juego nos estén dando un día sí y otro también una paliza y nuestro «equipo», UNIÓN Europea, cada día esté peor valorado en las «apuestas internacionales», que antes de salir al campo ya dan por supuesto como perdido el partido.
¿Seremos capaces algún día de ser una UNIÓN Europea de verdad? ¿O vamos a seguir jugando a los «tente» y los «legos» con ella y alargar su UNIÓN real más que la finalización de las obras de la Sagrada Familia de Barcelona?
Txema Álvarez Bolaños
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