Conozco a Lourdes Martín desde hace ya mucho tiempo, prácticamente desde el año en que inició su andadura en Onda Cero en los estudios de Torrevieja. Si no recuerdo mal, corría el año 1991 aproximadamente. Desde entonces hasta hoy hemos mantenido una sana amistad, y aunque a nadie le importa, esta mujer, «bruja de las ondas» (llamada así cariñosamente por mí), ha sido, es y será una buena mujer, una buena compañera y sobre todo una amiga de sus amigos. Es de una fidelidad de ésas que ya no se usan ni para un Jesús. Lo de Lourdes se veía venir por la costa africana. El día menos esperado le pondrían una buena zancadilla, aprovechando que su salud había empeorado un poco, para sustituirla, y una vez sustituida, ay, jamás volvería a pisar los estudios radiofónicos de Torrevieja. Y así ha sido. La empresa la ha indenmizado con una cantidad de dinero por sus años de trabajo, estará en el paro dos años, y después que se busque la vida, si es que queda vida estrictamente laboral para una persona que cumplirá algo más de sesenta tacos cuando finalice su estancia en el desempleo. Esto es natural si se hace con naturalidad y con buen rollo, porque tarde o temprano nos tiene que venir a todos, incluidos esos chicos que se denominan directores de medios de comunicación. Pero en el caso de Lourdes, que es el que me ocupa y me preocupa, han ocurrido circunsancias fuera de lo normal, o sea, anormales o producidas por subnormales, que es lo mismo pero no es igual. Lourdes lleva en las ondas (incluido su corto periplo en aquella surrealista televisión local «Tele Sur», que pudo ser proyecto de empresa de comunicación pero que nunca alcanzó su objetivo, que no era otro más que competir con Tele Torrevieja, y que no pudo competir por las cosas dichosas del ojito derecho del Ayuntamiento…) bastantes años, y habrá hecho programas buenos, malos, regulares, e incluso surrealistas. Pero a Lourdes le gustaba sobre todo la libertad, la dignidad, hacer las cosas lo mejor posible, contando con sus medios, con sus tertulianos, con sus fuentes de información, con su propia energía y con su mejor o peor imaginación. Pero en los progranmas que he podido ver y escuchar la he visto ser ella misma, con ganas de debate fresco, ameno, picantón, divertido, formal, serio… Unas veces lo ha conseguido y otras no. Como nos ha ocurrido a casi todo el mundo que nos hemos dedicado un poco a esto de la comunicación, menos a los directores, claro, que ellos siempre han estado por encima, por debajo e incluso han inclinado la rodilla si ha hecho falta ante el dios Dinero y el semidios Ayuntamiento. Onda Cero Vega Baja tenía dos estudios, uno en Torrevieja, que se mantiene, dios sabe cómo, y otro en Orihuela que ha tenido que cerrar por su «rentabilidad». Mis lectores me podrán decir que a sopa de qué viene todo este rollo. Muy fácil. He podido leer por encima (no he querido molestarme en leer más mierda, a la edad que ya tengo) el informe que el actual director o lo que sea de Onda Cero ha elevado a Recursos Humanos y al Comité Intercentros, o como demonio se llame eso, sobre la situación laboral de Lourdes, mi amiga, y resulta que en unas líneas aparece mi nombre. Según su director, yo he ido a esa emisora (lo dice textualmente, y hay que tener cojones para escribir esas sandeces) para marcarle las directrices, para aconsejarle, para adoctrinarla, en definitiva, para indicarle el camino correcto por el que debía transitar sus programas. La verdad es que no tengo palabras (bueno, sí las tengo, claro, pero no tengo fuerzas para rebatir imbecilidades, burdas mentiras, patrañas, falsedades y asquerosidades) para definir ese trocito de informe sacado de la manga de D. L.J.S. Jamás hice apología de ideología con nadie y menos con una amiga profesional de su medio, incluso mejor profesional que yo. ¿Cómo se pueden escribir esas cosas sin sentir vergüenza, sin ruborizarse, sin mirarte en tu interior? ¿Alguna vez se ha hecho usted, D. Luis, esas preguntas? Yo creo que no. En fin, yo sé que Dios castiga y no con palos. Ay, Lourdes, amiga del alma, qué castigo, copón, haber tenido «compañeros» así… Bueno, pues a disfrutar, a pasarlo bien, y que les den por retambufa. Nos tomaremos unas copitas de vino cuando nos veamos. Salud.
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