Gabriel Estañ
Militante socialista
Nuestra sociedad vive una crisis económica como resulta difícil recordar. La tasa de parados de larga duración, la de paro juvenil o la cantidad de desahucios que se producen cada día son terribles indicadores para una sociedad que todos llegamos a creer estaba tan avanzada como la nuestra. Lo más triste de esta situación es la total falta de esperanza que reina en la mayoría de nosotros sin perspectivas claras de futuro o sencillamente con un horizonte negro.
Los españoles hemos confiado a distintos gobiernos la responsabilidad de guiarnos y hasta el día de hoy, ni un partido, el mío, ni otro, el de Rajoy y compañía, han sido capaces de volver a poner a España en la senda económica y social que merecemos. No soy capaz de escribir la receta mágica que nos saque de la crisis, pero sí creo que deberíamos imitar a aquellos países a los que mejor les va. Países como los nórdicos, con un potente Estado del Bienestar, o países como Japón y Corea del Sur, donde la inversión en investigación y desarrollo es fundamental. Y todos ellos países que hacen frente de manera tajante al grave problema de la corrupción. Mientras tanto, en nuestro país se desmonta el Estado del Bienestar, se reduce la inversión en investigación y se permite que personas de dudosa moralidad accedan a ser los encargados de gestionar lo público. En el PSOE lo tenemos cada día más claro y de ahí nuestra lucha contra el fraude y la amnistía fiscal aprobados por Rajoy o nuestra defensa de una educación de calidad en la Comunidad Valenciana frente a quienes la han dejado abandonada en los tiempos de bonanza y moribunda en los tiempos difíciles. Los españoles no podemos quedarnos de brazos cruzados.
La sociedad española está compuesta por personas excepcionales. Muchos os dirán que somos una sociedad de pillos y pícaros. Y los hay, pero no podemos aceptar que se nos defina a todos como tales cuando hay tantos casos ejemplares a nuestro alrededor. Sin ir más lejos, aquí en Torrevieja tenemos a todas las personas que trabajan en Alimentos Solidarios y otras ONGs para ayudar a los que más lo necesitan.
Estoy seguro de que si cada uno de los lectores de esta modesta carta mirase a su alrededor encontraría a un buen grupo de personas honradas y trabajadoras. Porque somos más. Somos más quienes pensamos que no se puede «sacar tajada» del dinero público, ni se puede gastar el dinero de todos en cosas inmorales, ilegales o injustificadas, ya sea en teléfonos del Ayuntamiento o en cualquier otro gasto público. Somos más. Y si cada uno de esos grupúsculos hace fuerza, entre todos lograremos encarrilar este país, nuestra comunidad o nuesta ciudad. Depende de cada uno de ustedes.
Y no les pido que se acerquen a mi partido. Les exijo que se rebelen y que hagan todo aquello que en conciencia crean que es bueno para nuestra sociedad.