Uf, cómo está la quincena, la semana y el día a día. Cualquier medio de comunicación que leas, veas o escuches -excepto unos cuantos, que son muchos- se ha volcado con noticias sobresalientes como la amnistía fiscal para los defraudadores, que suelen tener mucha pasta evadida por esos mundos y bancos y paraísos; el tremendo lío de los sobres con sobresueldos sobrantes y circulantes, que son papeles, que son billetes, que es pasta no declarada, supuestamente; la puñetera corrupción política, moral y vegetal que campa por estas tierras de España a diestro y siniestro. No salimos de la opacidad en las cuentas ni de la tan cacareada falta de transparencia. Y una vez más, cuando la libertad de expresión llega a la ciudadanía en general, vuelven los tambores de guerra para matar al mensajero, cosa que es muy socorrida y facilona, cuando ya todo el mundo, o casi, sabe que hay un «choriceo» general en la clase política que te cagas por una pata. Esto resulta tremendamente peligroso por la falta de credibilidad de los políticos, y, por consiguiente, para la joven democracia nuestra, aunque tenga ya treinta años. Porque, vamos a ver, en el caso de los medios de comunicación que están sacando a la luz casos flagrantes de corrupción, la pregunta no se hace esperar: ¿realmente quién controla los medios? Y el Hermano Lobo, en sus tiempos, nos respondía con un «AUUUUUUUUUUUUUUUUUUU», y sin perder la sonrisa. Cuando un medio serio o medio serio, un medio que pertenece al sistema, como El País o El Mundo, o La Gaceta… se tira al ruedo informativo con ese tipo de noticias es porque dispone de los dichosos papeles. Como igual ocurre con las declaraciones que he leído de Domingo Soler, el «cheriff» de APTCe, cuando ha dicho que hay que regenerar la vida de los políticos y de los funcionarios, mencionando tres casos, pero sin los nombres, que tampoco hace, oye. Supuestamente ha dicho, por lo leído, que hay al menos tres funcionarios que no funcionan como es debido, y que eso hay que arreglarlo. Y yo creo que no le falta razón. Como también comparto esa idea esgrimida solerianamente hablando de que si llega a la gobernación municipal, y el personal lo hace próximo alcalde, va a cambiar la sociedad civil, militar y religiosa, e incluso los medios de comunicación, que es una rama de la sociedad civil, aunque a veces, supuestamente, se comporten como militares. Para redondear este artículo, diré que la puñetera de Merkel acaba de decir que meterá en la cárcel a los banqueros que sean imprudentes. Aquí en España esto no va a ocurrir porque faltarían centros penitenciarios, y tampoco es cuestión de construir más cárceles y menos colegios. Que no. Pero cierto es que todo este lío de desconfianza social de la ciudadanía acabaría en buena medida con la entrada en cárcel de algún político, banquero o empresario. Supuestamente corruptos ellos, y no nosotros. Suerte, ciudadanos.
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