Estimados contribuyentes torrevejenses. Me siento a escribir este artículo con una indignación sin límites, por los acontecimientos que día a día salen a la luz en los medios, y que te producen un cabreo monumental, por el abuso de poder en contra de las personas mas vulnerables de la sociedad valenciana, los mismos que a nivel local, y voy a trasladar a Uds. por si acaso no las conocen.
1º La presentadora del Certamen de Habaneras se llevó del bote de los dineros públicos 14.632 euros por seis días de trabajo. Dice el sr. Pizana, con una cara más dura que el cemento, que ese pago es muy ajustado. Pregunta: ¿quién chupa aquí del «bote»?
Lo mismo con los contratos de seguridad, que se adjudican -según parece- a familiares del concejal de Policía, sr. Gil Rebollo. Pregunto: ¿quién chupa aquí del dinero de todos los contribuyentes? La liebre que salta de la noche a la mañana es que esa empresa de seguridad que trabaja para el Ayuntamiento no tiene licencia para ejercer de autoridades de seguridad. Pregunto: ¿quién va a dimitir ahora? ¿Por qué no actúa la Fiscalía Anticorrupción de oficio? Como las multas se pagan con dinero público, aquí no pasa nada. Esto es vergonzoso.
2º Estimados amigos, a estas alturas de la película, me causa risa la denuncia del Ayuntamiento de Torrevieja por la apropiación de suelo público por parte de las Carmelitas del Colegio de la Purísima. Después de tantos años, que esto salga a la luz pública, me tiene un poco «mosca». Yo creo que aquí de lo que se trata es llevar a la política de hechos consumados. Ladrillo colocado, ahí se queda. Hay que tener cara dura, que de la «niña bonita» del alcalde condenado a cárcel salga ahora este escándalo. Pregunto: ¿Las monjas también roban? Que contesten ellas.
3º Otra noticia de última hora es de escándalo, y es que la Conselleria de Sanidad impondrá a los médicos la prescripción de medicamentos más BARATOS, a los 160.000 enfermos crónicos que hay en la Comunidad Valenciana. En estos momentos, en el Estado Español, con el PP en el Gobierno de España, se están aplicando con puño de hierro unos recortes donde la dignidad y la ética han desaparecido y le importa un pimiento a «barbas tristes» y compañía que el pueblo, en su mayoría, las esté pasando canutas. Recetar medicamentos más baratos sin saber si son eficaces contra la enfermedad es de una indignidad sin límites, donde el beneficio económico está por encima de la salud de los enfermos. Yo confío plenamente en los médicos, para que cumplan su juramento hipocrático, que en la práctica es curar a los enfermos, por encima de los intereses de estos depredadores de la medicina pública. Comentario aparte merece una reflexión sobre el comportamiento del conseller de Sanidad, Sr. Manuel Llombart. Este mercenario, según parece, es economista y no médico, puesto a dedo para amargarnos la vida, haciendo bueno al anterior artista, sr. Rosado. A esta gente hay que quitarla de enmedio en las próximas elecciones, con el voto de los indignados, por los desahuciados, por los pensionistas -que nos han impuesto el copago y el repago-, por los parados, los trabajadores en activo, que cada vez van quedando menos con la reforma laboral, etc. A por ellos democráticamente.
Posdata: Dan arcadas los comentarios del ínclito José Luis Moreno, que quiere comprar a precio de saldo la Ciudad de la Luz, unas instalaciones realizadas con dinero público.
A galopar… ¿Hasta cuándo? Al tiempo.
Gerardo Garrido
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