Desbandada de Torrevieja

Antonio Vera
Miembro del Comité Nacional del PSPV-PSOE

Que el comercio local estuviera cerrando en masa debería haber sido una señal más que suficiente de que algo pasaba. Que las grandes empresas -que con su presencia en una ciudad indican que tiene nervio económico- hayan cerrado, también debería hacer saltar todas las alarmas. Ejemplos como El Corte Inglés, cuyo Hipercor se quedó en Supercor y éste a su vez en una tienda outlet, la huida de Casino Mediterráneo y de Porcelanosa, y que incluso Lefties, la marca que usa Zara para dar salida a desechos y ropa defectuosa, también cierre, debería hacer que nuestra clase política se movilizara para parar la sangría social y económica que esto supone.
Sin embargo, no lo hace, no existe ni una sola propuesta de nadie para intentar frenar el desastre. Y lo que es peor, sólo hay que ver el panorama político local para ver que es difícil que la haya. El PP, culpable directo de la actual ruina e incapaz de dirigir la ciudad, vaga cual alma en pena por el Consistorio intentando tapar sus vergüenzas; del Apetece de D. Soler no se puede esperar nada porque sólo es, como diría el refrán, el mismo perro (que el PP) con un collar diferente; Los Verdes, reducidos al populismo barato y mediático que te permite el convencimiento de que nunca gobernarás; y el PSOE local, el único con capacidad para sacarnos de este atolladero pero que aún no conseguido superar años de ostracismo social.
Nuestra clase política local debe comprender que esta es una situación extraordinaria y que no podemos esperar a las próximas municipales para que haya un posible cambio. Todos somos responsables de la actual ruina, el PP por saquear las arcas municipales, el resto de partidos por conformarse durante décadas con las migajas de la oposición, y los ciudadanos de Torrevieja por mirar para otro lado y no impedir con su voto 28 años de impúdicas mayorías absolutas.
Nunca ha estado tan justificado como en este momento una tormenta de ideas común, un gobierno de concentración local si me apuran, un todos a una por encima de rencillas y diferencias insuperables. Lo que nos jugamos ahora mismo es no volver a ser un arrabal económico oriolano y lo que ya no tenemos es ningún colchón que pare la caída, ni tenemos salinas, ni pesca, ni industria, ni construcción y casi ni turismo. Debemos cambiar el rumbo como sea y hacerlo antes de que sea demasiado tarde y nos veamos obligados a salir en desbandada, siguiendo el camino de nuestros padres y abuelos que ya huyeron en su momento en busca de futuro.

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