Yo me considero un juntaletras con todas las de la ley. No hay nada malo en ello. Otra cuestión es que lo digas en tono despectivo, que es como lo utilizaba cotidianamente aquel alcalde que tuvimos cuando no estaba conforme con lo que escribían o emitían los medios de comunicación locales, algunos, o simplemente no le gustaba. Pero casi siempre le encantaba lo que decían, menos algunas cosicas de algunos, ya digo. Yo procuro juntar las letras lo mejor posible, escribir algo que merezca un poco la pena para los lectores y cuestionar aquello que me parece cuestionable, dentro mis cortas entendederas y del espacio que generosamente me ofrecen. Hay quienes juntan las letras, y otros que las amontonan, y otros que se encuentran frustrados por no poder escribir, aunque lo hagan bien. La vida de los juntaletras tiene estas paradojas, y otras más desgarradoras. A lo que iba, que me suelo despistar con frecuencia: al parecer nos vamos a quedar sin dos delegados en nuestro equipo de gobierno, y podrán pasar a coordinadores de áreas; la televisión española acaba de decir y afirmar que rezar calma la ansiedad de los parados, ahora sólo cabe esperar lo que dice nuestra tele particular; los ciudadanos van poniendo a cada cosa en su sitio, en cuanto a sus preocupaciones, estando en primer lugar el desempleo, la falta de trabajo, nuestros jóvenes preparados que se marchan de este país a buscarse la vida; en segundo lugar, preocupa cada día más la generalizada corrupción, la financiación ilegal de los partidos políticos, sobre todo ahora del PP, que es quien gobierna, o desgobierna, según se mire, el país; en tercer lugar, el descrédito de la clase-casta política, cuando va ahora Rubalcaba y propone que se nos rescate con treinta mil millones de euros para crear empleo y ayudar a las pequeñas y medianas empresas, cuando no hace mucho dijo que los rescates eran malísimos, tanto los blandos como los duros. Camps, el de la financiación irregular en la Comunidad Valenciana, que no los trajesicos dichosos, quiere ser rehabilitado como eurodiputado, ya te digo. Ernest Benach, expresidente del Parlament Catalán, se jubila con 51 años, cobrando diez mil euros al mes durante cuatro años, y el resto de su vida siete mil euracos de ná al mes. Total, una limosna, y no pasa nada aquí.
Menos mal que la boda de Miguel y Laura fue una delicia, modesta, sencilla, tranquila, con muy buen rollo, y a la que pudimos asistir precisamente los elegidos por la pareja de casados. Buen ambiente, distendido, emocionándose, literalmente, los dos novios, y deseándole lo mejor de lo mejor a Laura y Miguel en el camino que acaban de empezar a andar. Menos mal que existen esos pequeños ratos, momentos dichosos con tus amigos, porque si no sería para aborrecer incluso a los juntaletras queridos. En fin, amables lectores, suerte y buena quincena. Dios salve a los juntaletras.
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