Llevo ya un tiempo prudencial pensando en escribir una especie de ensayo, a mi modo y manera, es decir, muy «sui generis», como vulgarmente se dice, y que llevaría por título general algo así como «Te lo vengo a desir por esto», que es muy torrevejense, amable lector. Al final de los tiempos, estoy convencido de que lo haré utilizando un género periodístico muy singular, muy particular, como era el patio de mi antigua casa. Yo sólo sé que vine para preguntar, y que saber no puede ser lujo, como dice el poeta cubano, y en este sentido, con los ruscos que están cayendo sobre la Educación en mi país, cabe decir que a partir de poco tendrán exclusivamente acceso al conocimiento, a la enseñanza, a la ciencia… los de siempre, los que puedan, los poderosos, los ricos; se acabó ya eso de que el pueblo cafre y cerril pueda acceder de forma gratuita total a la Enseñanza. Y, al hilo de esto, digo que en pleno siglo XXI todavía está un centro educativo torrevejense (y es posible que alguno más) sin recpecionar ni por la Generalitat ni por el Ayuntamiento, instituto que ni tiene alarma, ni escalera de incendios, ni… para qué contar más. Estas cosas me deprimen, me oprimen el corazón, porque si pasara cualquier accidente (y Dios me libre de los malos pensamientos) sería para meter a más de uno en la cárcel, donde van los condenados y donde han de ir, por ejemplo, el diputado Blasco, que tanto la Generalitaat como el Fiscal piden muchos años por sus supuestos delitos en «Cooperación», la Consellería que dirigía el chico. Y la verdad, no entiendo por qué oscura razón todavía no se lo ha quitado de en medio el Molt Honorable President, Fabra.
Eso, que como nos encontramos en pleno siglo XXI, sigo sin comprender que aquel Centro de Dependencia que se construyó hace muchos, muchos meses, inaugurado al estilo de siempre, bombo, platillo (menos la cabra), y que costó casi cinco millones de euros, permanece cerrado a cal y canto porque la Consellería no tiene dinero para ponerlo en funcionamiento. En fin, no pueden gestionar un Centro que se realizó por una necesidad y utilidad social, es decir, que estaba justificado. Una de las pocas obras majestuosas justificadas, vaya, y lo digo como lo siento, y además te lo vengo a decir por esto… Mientras tanto, aquí seguimos con el circo, con las calumnias, con la intromisión en la vida personal, no sé, con cosas que tendrían que estar al margen del futuro desarrollo de la ciudad. Alguien tendrá que poner algo de cordura en tanto pifostio, digo yo.
Con Franco y sin dinero, todos catedráticos
Con la LOGSE y con millones, todos «pa peones»
Basta ya de demagogia izquierdista