Es de valorar la labor de imaginación que se está llevando a cabo desde las concejalías de Cultura y Fiestas. En unos tiempos como los que atravesamos, de gran austeridad, están demostrando que con poco dinero también se puede. Eso sí, con unas buenas dosis de imaginación y la colaboración de asociaciones y escuelas de teatro, música y pintura. Así están consiguiendo sacar adelante unas programaciones culturales variadas. Unas tendrán más aceptación, otras menos, pero con diversidad de actos, que a la vez ofrecen la oportunidad a los artistas locales de sacar a relucir su creatividad. Atrás quedaron aquellos años de opulencia y despilfarro, en los que se podía y se gastaba, de la manera que todos hemos visto. Algo que fue espectacular pero muy nocivo, a la larga, para algunos. La ostentación, la prepotencia y el poder absoluto está demostrado que no son buenos consejeros. Hacen que se pierdan totalmente los papeles, las buenas formas y hasta la cabeza. En esa borrachera de dinero que fluye tan fácilmente y con todo el poder, las personas llegan a creer que son invencibles y cometen despropósitos y hasta delitos. Pero llegan momentos -como los actuales- de vacas flacas y todo sale a la luz, o al menos alguna parte. Aflora el lado oscuro de aquellos brillos desmesurados. Ése que subyacía debajo de todo el poderío. En el fondo es lo bueno que tiene la crisis, como la justicia, que aunque sea dura o tarde a veces, pero llega. Y llega para purificar lo que se va desmoronando y renovarlo todo. Para que pueda surgir algo bueno de entre las cenizas de todo despropósito. No hay que hacer leña del árbol caído, y no seremos nosotros quienes la hagamos. Pero sí potenciaremos siempre las ilusiones y propósitos buenos, para seguir adelante y conseguir los mejores resultados.
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