Julián Carcaño Pareja
Exconcejal del Ayuntamiento de Torrevieja y militante de Los Verdes
En España predomina el capitalismo de amigos. Esta es la esencia real de la Marca España (incluida la Marca Cataluña), que impulsó la burbuja inmobiliaria y que crea un caldo de cultivo muy favorable para la corrupción económica y política. Con la crisis inmobiliaria, sus objetivos prioritarios han pasado a ser la privatización de los grandes servicios públicos como la educación, la sanidad y las pensiones y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
En este capitalismo de amigos aparecen combinados varios elementos.
Los políticos del poder ponen en manos de capitalistas amigos las empresas y los servicios públicos que privatizan (Iberia, Repsol, Endesa, Telefónica, centros sanitarios, etc.), les adjudican contratos y concesiones de servicios públicos (obras, autopistas de peaje, aeropuertos sin aviones, etc). Florentino Pérez, uno de los notables de este capitalismo de amigos, está en la mayoría de los negocios vinculados a la Administración, entre los que se encuentra el almacén subterráneo de gas Castor que tantos seísmos ha provocado.
Como contrapartida, los políticos que forman parte de este sistema consiguen “donaciones” para los partidos adjudicatarios y sus miembros (caso Gürtel entre muchos otros) y la colocación de políticos cesantes como miembros de los consejos de administración o como asesores de esas empresas (Aznar y González entre muchos otros).
Una variedad de este capitalismo de amigos consiste en favorecer los proyectos empresariales de los ex-políticos metidos a empresarios (Rodrigo Rato, Narcís Serra, ex-consejeros de Sanidad de Madrid) o de sus familiares directos (marido de Cospedal, sobrino de Cotino, etc.). Y esto ocurre no sólo en la Administración del Estado y en las Comunidades Autónomas, sino también en las Administraciones locales (Caso Brugal en la Diputación de Alicante, favoritismo al promotor Ortiz en el Ayuntamiento alicantino, etc.).
La banca, siempre vinculada al poder, y las cajas ahorros (con consejos de administración y directivos procedentes de los grandes partidos del sistema) son una de las columnas vertebrales de este capitalismo de amigos. Con tal de salvaguardar los grandes beneficios especulativos de la banca, el sistema político dominante ha hundido a toda España y a muchísimos ciudadanos en la miseria (rescates bancarios, desahucios, preferentes).
En este capitalismo de amigos siempre hay ganancias para los favorecidos: cuando el negocio es ruinosos o no resulta muy boyante, de las pérdidas se hace cargo el Estado (es decir, pagamos los ciudadanos). Pero cuando hay beneficios, el Estado no ve ni un euro y una gran parte de ellos se evapora en paraísos fiscales.
Este capitalismo de amigos se apuntala con un sistema impositivo que beneficia fiscalmente a las grandes sociedades económicas y que apenas dedica medios para combatir el gran fraude fiscal, la economía sumergida y la evasión de capitales.
Se acompaña de leyes que favorecen los beneficios exorbitantes de las empresas a costa de recortar los derechos laborales y sociales y que permiten que los delitos fiscales y los de corrupción queden impunes en la mayoría de los casos o que las penas que recaigan sean ridículas en comparación con los grandes importes económicos defraudados o/y robados. Los indultos del Gobierno a los políticos y grandes empresarios condenados por corrupción son escandalosos.
El control político sobre las altas instancias judiciales, la lentitud de la Justicia, la represión de la protesta social y la propiedad por el poder económico-político de la mayoría de los medios de comunicación son apoyaturas imprescindibles para intentar mantener sin cambios el sistema del capitalismo de amigos.
No hay que despreciar el papel que juegan en todo este entramado los miles de puestos de libre designación y de asesores colocados con buenos sueldos en todas las Administraciones Públicas con el fin de favorecer el impulso de determinados negocios que los funcionarios de carrera podrían cuestionar. La Casa Real y la Jerarquía Católica son elementos que también participan en el tinglado del capitalismo de amigos.
A los ciudadanos de a pie apenas nos quedan las redes sociales, algunos medios independientes de comunicación y el trabajo en colectivos sociales para ir impulsando una masa crítica que logre movilizar a una mayoría ciudadana para cambiar un sistema depredador e injusto en el que no se encuentra de facto representada.
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