Cada cuatro meses presentamos el calendario chino de la luna empotrado bajo las cuatro divisiones del año occidental por estaciones, pues en el oriente se divide el año en tres, según los cambios lunares. Esto me ha llevado a entretenerme un rato esta tarde invernal escuchando los acordes de la retahíla peruana «luna lunera cascabelera» que a veces se escucha entre nosotros, invitando a levantar la vista para observar lo imprevisto, según aquel dicho del libro de Yun Yutan sobre sabiduría china: «Cuando el genio apunte a la luna, el imbécil se quedará mirando al dedo». Y es que es puro entretenimiento didáctico el leer los antiguos proverbios para pequeños y sabios, que son los que dedicaban más tiempo al aprendizaje a través de la simple observación.
Todo ello me ha obligado a sumergirme en la Historia de la astronomía en el oriente, donde el emperador chino Hoang-Ti mandó construir un observatorio para seguir los cambios de la luna veintisiete siglos antes de que en el occidente aparecieran los postulados matemáticos del sabio griego presocrático Euclides, nacido en 326 (ANE) en la ciudad egipcia de Alejandría. Pero habrá que tratar a la Naturaleza como a una Madre que lo mismo amamanta que fustiga, por lo que presentamos superpuestos el calendario occidental ternario por meses con el chino de las fases de la luna, sin meternos en las tablas astronómicas mayas del sol, la luna y los planetas, que merecerían una crónica aparte.
HECHOS Y DICHOS
Mi granero se ha quemado. Ahora puedo observar la luna. Karl Marx
PROVERBIO CHINO
No es posible atrapar la luna en el agua, ni tampoco el paso de las nubes.
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