Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro
Rayas en el suelo. Dibujadas en la base de una urna de cristal, abierta a las nubes y a los atardeceres de ahora y de siempre. En su interior, cuatro seres intercambian cachetazos a una bola que viene y va, despeluchándose, mientras flota por encima de una red indiferente. Antipática, a veces. Pues sí, este es el mapa antropomórfico (o como se diga) y pueril del pádel, un juego para homínidos aplicados, que tratan de desdecirse sobre la mono-tonía de los días y las noches que inundan sus vidas, sus frases y hasta sus sueños, diría yo.
Todo lo que inventa el hombre no hace sino reproducir sus idas y venidas por la Galaxia de la dulce y cálida piel de su eterna compañera. Desde el desamor, a la felicidad. Desde el sexo salvaje, al mírame-y-no-metokes. Desde el no-tengo-nada-para-ti, hasta la infinitud,…… todo, todo, lo vemos en un buen partido de pádel.
Que si hay sexo en el pádel?. Que si este juego es la sublimación de cierta sexualidad reprimida en el hogar, los parques y el asiento de atrás de algunos coches?.
Escucha y verás. Para empezar, el diseño de la pala con que se juega a este deporte, no refleja sino la fusión imaginaria entre una erección perpetua de un buen pene, ajustado, eso sí, al triángulo pélvico femenino, y siendo prolongado, sin pudor alguno, hasta su más profunda visión útero-circular del asunto. Vamos, que el jugador(a) pilla el mango de la pala como si estuviera agarrando un miembro duro (muy duro), para poder golpear la bola, después, con el plano pélvico-vaginal (de esa misma pala) como si atizara a un espermatozoide (u óvulo) no deseado, y mandado a viajar hasta el campo contrario con todo el cariño del mundo. Porque, eso sí, el pádel se debe jugar con amor (motivo por el cual se aconseja agarrar la pala firme, pero suave,…sin estrangular el glande, me refiero). Efectivamente, la pala de pádel es un símbolo inequívoco y completo de la unión sexual entre lo masculino y lo femenino, el yin y el yan, el Sol y la Luna,…. Floriano y Cospedal.
Y, como en toda relación (donde el sexo intervenga voluntaria y libremente), a las pelotas, hay que tratar de meterlas, una y otra vez, en el campo contrario (cuanto más disputado sea el punto, más placer obtendremos al acabar la jugada), hasta que, por fin, se deslicen mansamente hacia un rincón, o, salgan disparadas ferozmente (eyaculación precoz o no, -allá cada cual-), salpicando la jugada de gozo, por la potencia del impulso final aplicada por ese jugador (a) afortunad@ que tod@s desean ser.
Para entendernos, en pádel, el sexo con amor, sería semejante a una jugada llena de infinitos desplazamientos, matices creativos, locura intermitente y aderezado con un final sutil frente a la red. A decir verdad, esto sucede en muy pocas ocasiones. Otras veces pasa que, como en la vida también, ni hay sexo, ni hay amor: es el momento, entonces, de empezar a tomar clases de pádel, por un lado, y buscarse, además, un nuevo compañer@ de juegos sexuales, por otro. Por último, si no tienes suerte, te puede suceder lo peor: que, tu compañer@ de pádel (que no tiene porque ser tu amig@ en la vida real), sea un(a) impresentable, se convierta en tu peor enemig@ en la pista, y, en lugar de colaborar, siendo positiv@ ante circunstancias adversas, se dedique a darte por culo con sus quejas y su falta de madurez emocional. Vamos, que se te ha colado un(a) idiota en el salón. Mi consejo es que te deshagas de ese (a) alienígena a la primera de cambio. No lo dudes. Que le den.
El pádel y el sexo comparten, como no iba a ser así, las mismas coordenadas para su feliz desarrollo: requieren cierto ritmo sosegado para disfrutar, no para hacer puntos, set o partidos. Si tu eres de l@s que tienes prisa…por ganar, es que todavía no has disfrutado de un buen polvo, herman@.
El pádel, además, como la propia vida, contiene un grado de promiscuidad apetecible. Sí, el pádel es promiscuo!: se juega entre dos parejas. O sea, tu y la tuya. Y, luego están l@s otr@s dos. O sea, tu y el de enfrente. Tú y el otro, al extremo de tu diagonal. Ell@s y nosotr@s. Nmailto:Nosotr@s y mailto:yell@s, …..en fin!…..que si un posible cambio de pareja, ….qué emoción!!..
Y, qué me dices de los alaridos mientras jadeas yendo a por la bola?:.. voy, voy, voy!!!….llegas?..llegas, tú?…. puedes?…métela!…..me viene, me viene…yo, yo!!….ahora, ahora tu!…..termina, termina!!…uff!!!, qué tensión, qué intensidad, qué excitación,…qué gusto, por Dios!.
Conclusión: jugar al pádel es como «frungir» cada vez con alguien distinto y sin compromiso alguno que no sea el de pasarlo bien. O sea que, vistas como se desarrollan las relaciones humanas en pareja, el pádel podría llegar a ser la mejor opción lúdica para sustituir a ese novi@ de toda la vida, que no hace otra cosa ya que ponerse pesad@, repetitiv@ y aburridor(a) con la videoconsola. Ah!, y después del partido, cada uno a su casa, que es donde mejor se está . Viva el pádel!
RECOMIENDO NO COMPRAR EN PADELMANIA, ya os aviso que si tuvierais algún problema ya os podéis despedir del la compra realizada (una pala o lo que sea ), además la atención que recibes cuando tienes un problema es lamentable.
Yo he comprado varias cosas allí y me arrepiento por completo. Si todo va bien perfecto pero al mínimo problema ya te tratan fatal y encima te quedas sin producto. Yo desde luego ya no me la juego más y no vuelvo a comprar allí jamás. Hoy en día hay ya muchas tiendas de padel y el servicio que dan es muchísimo mejor.