El tren de Maastricht y los chorizos

¡Eureka!, Albricias, ya «semos» europeos. Qué eufóricos estábamos sin presentir lo se nos venía encima. El mítico y elitista «tren de Maastricht», el euro junto con los chorizos a granel, nos ha traído donde estábamos; con la soga al cuello y subidos en los vagones de enganche.
En ese selecto «club» dividido por clases, en el tren de «Maastricht», ¿dónde viajamos los españoles? Ni en los primeros vagones de primera, ni segunda, ni tercera. Viajamos en los vagones de cola. Uno, lleno de esa saga despreciable. Corrupta de chorizos de alta gama y pedigrí. Realeza, gobierno estatal y de autonomías, políticos de rango, alcaldes, banqueros, empresarios, patronal, sindicatos, presidentes de clubes deportivos y un larguísimo etc., etc., etc. Todos podridos, pero forrados, blindados y salvaguardados, ante las leyes hechas por ellos, proclives al indulto y la prescripción. Y en un segundo vagón, el honrado, y castigado pueblo de a pie, hundido en la pobreza, el paro, los desahucios, la marginación, la pérdida de todos los valores sociales de derechos conseguidos. Sanidad, ley de aborto, de educación, y cultura, pensiones dignas, prestaciones a la discapacidad, salarios y trabajo justo no de basura, libertades, y otro larguísimo, etc., etc., que sufren la clase media y la obrera por culpa de este gobierno de corrupciones al por mayor donde la marca España está degradada por los suelos, por estos mangantes de turno con marchamo de lujo donde un día si y otro también nos desayunamos con nuevos casos de imparable e interminable corrupción, de esta España todavía de charanga, chorizos y pandereta. ¡Qué vergüenza! Y lo peor es que aquí no pasa nada según los que gobiernan y manipulan el cotarro. ¡Hasta cuándo esta chusma de poderes sin conciencia va a seguir desangrándonos y gobernándonos junto con Maastricht!

Josefina García