El Periódico de Torrevieja nº523

Después del mes de abril repleto de fiestas, música y plenos, llega mayo con la feria y elecciones. Son europeas, que mueven menos al personal, pero tal y como está el panorama lo que no se puede es dejar de votar. Es un deber, pero sobre todo es la única forma de cambiar las cosas en democracia. Para que luego no nos culpen de todo lo que hacen mal, con la excusa de que la mayoría les votó. Y si no vamos, la mayoría serán ellos, que van seguro. Debido a la complicada situación que atravesamos, en la que se ha demostrado el fracaso de las políticas aplicadas por los dos partidos mayoritarios, quizá sea el momento de los partidos pequeños, siempre ninguneados por la famosa Ley electoral, que les deja en inferioridad de posibilidades injustamente. En ellos trabajan personas con ideales, que quieren cambiar lo que ven mal, sin cobrar y, a veces, poniendo su dinero. Al no tener mucha posiblidad de llegar al poder, no atraen a los que van a «forrarse», como decía aquel.
Lo que no podemos permitirnos es dejar de votar. Hay que decir alto y claro lo que nos parece mal. Es el momento. Que no nos aturdan con multimillonarias campañas, engañosas, como han demostrado. Manifestemos nuestra posición. Cada voto cuenta. Hay que dejar claro que no somos tan tontos como piensan. Vemos sus maniobras, sus corruptelas, sus incumplimientos y, ante todo, cómo han pasado de nosotros al día siguiente de votar. ¿Hay que cambiar? Pues se cambia. Pero seamos nosotros quienes lo digamos y hacia dónde se cambia. No nos quedemos en casa, como algunos parecen querer propiciar. Debemos conseguir que los políticos dejen de ser -o creerse- una clase privilegiada, alejada de los demás. Quien esté en política tiene que ser para servir a todos los ciudadanos, no sólo a sí mismo y quienes más le adulen, sino para lograr un futuro mejor de toda la sociedad.

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