El aumento de la esperanza de vida y el consecuente envejecimiento de la población hace que los problemas de salud relacionados con la edad sean cada vez más frecuentes.
Según datos del estudio Trauma, el 50,9% de las personas de entre los 65 y los 70 años declaran haber caído al menos una vez al año. Este porcentaje se eleva hasta el 67% en los mayores de 75 años, siendo las mujeres el colectivo donde se detecta más frecuencia de caídas.
El riesgo de caídas viene determinado por diversos factores tanto intrínsecos a la persona, (consecuencias propias del envejecimiento: pérdida de equilibrio, discapacidad visual, patologías…) o extrínsecas (medicamentos, falta de actividad del usuario o un hogar poco adaptado).
Con tal de minimizar el impacto que tienen las caídas en los usuarios, y también en el sistema sanitario del país, es importante incidir en la prevención.
Algunas de las intervenciones preventivas más efectivas pasan por acondicionar nuestro entorno y eliminar las barreras arquitectónicas cotidianas.
Las escaleras son algunos de los obstáculos más habituales y peligrosos para la gente mayor o con movilidad reducida. Para superarlas con seguridad, en el mercado existen diferentes soluciones técnicas: sillas salvaescaleras, plataformas salvaescaleras, elevadores, subeescaleras, entre otros.
Una de las opciones más valoradas por el colectivo de personas de la tercera edad son las sillas salvaescaleras. Estas sillas se desplazan mediante un raíl que se acopla a los escalones y permiten al usuario subir y bajar las escaleras sin esfuerzo y de manera segura. Es una solución fácil por qué no necesita obras y repercute de manera inmediata en la calidad de vida de los mayores.
Si queremos seguir con una vida activa y desplazarnos por nuestro entorno cotidiano con seguridad, prevenir es la clave. Por un mundo sin barreras.
Válida sin barreras
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