Luis María Pizana Boj
Presidente de NN.GG. Provincia de Alicante
Ayer un compañero de NN.GG. fue gravemente agredido en una plaza pública por unos jóvenes al grito de ¡Ahí va el facha! ¡Viva la República! La violencia siempre es intolerable e inadmisible, pero en esta ocasión me resulta inevitable expresar públicamente reflexiones acerca de las cosas que están ocurriendo en los últimos días. Vaya por delante que antes de ser monárquico o republicano, soy demócrata. Me da exactamente igual el sistema que decidamos tener siempre que los valores de la libertad y la convivencia pacífica sean indiscutibles.
El pasado 25 de mayo hubo unas elecciones con unos resultados de sobra comentados. La vieja forma de hacer política tuvo un castigo claro y se produjo un cierto apoyo a nuevas formaciones con diferentes propuestas. El aire fresco siempre es saludable y ayuda a que aquello que estaba envejeciendo vuelva a florecer. Fue muy reconfortante comprobar cómo una vez más los españoles decidíamos que queríamos que fuera de nosotros.
Pero no se nos puede olvidar que siempre no ha sido así. Hace relativamente poco tiempo no teníamos posibilidad de elegir. Fue gracias a una gran generación que fue capaz de mirar más allá de su ombligo y generar la etapa de mayor progreso en España. Fue posible gracias a la generosidad, a la capacidad de diálogo, la altura de miras y el respeto. Conceptos que a día de hoy con situaciones como la ocurrida con mi compañero están muy alejados de una parte de nuestra sociedad y que es imprescindible recuperar.
El Rey ha abdicado y habrá un nuevo Rey mientras los españoles queramos. Nuestra Constitución nos da la posibilidad de cambiar la figura del jefe del estado, es muy sencillo. Plasmarlo en un programa electoral, concurrir a unas elecciones y si la mayoría lo decide llevarlo a cabo.
Nos ha costado muchos años, demasiado dolor, sufrimiento y sangre para llegar a vivir en democracia. Los jóvenes españoles debemos aprender de los errores que en el pasado cometieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos. De todos los errores. Debemos ser capaces de aceptar la diferencia, de valorar más lo que nos une que lo que nos separa y de construir un futuro en el que todos tengamos cabida, oportunidades y esperanza. La violencia no es el camino.
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