Casi siempre avasalladas y torturadas, ignoradas y discrimadas, forzadas a permanecer con su pareja por miedo y para salvar y permanecer con sus hijos, jamás reconocidas por sus telentos y cualidades intelectuales, las mujeres españolas parecen estar saliendo de su escondrijo hogareño, no sólo por necesidad, sino también por méritos propios en los terrenos laborales, culturales y económicos…
Ya desde los 90, la mayoría de las mujeres españolas dejaron sus hogares por otras labores más importantes en la sociedad, dejando su labor hogareña a otras mujeres españolas y de otras nacionalidades, tales como de países del este europeo, tales como Rumanía, Bulgaria, Lituania, Polonia y mujeres del continente Iberoamericano, tales como del Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú, Argentina, mujeres que también necesitaban progresar y enviar dinero a sus familias para el sostenimiento de las mismas.
La mujer española de hoy está demostrando por sí sola que merece un puesto en la sociedad, ya no necesita del acompañamiento o la influencia del machote, como se ha demostrado hasta ahora en las esferas politicas/económicas, educativas/culturales e intelectuales.
La mujer o madre española todavía tiene tiempo para amar a los suyos, es un amor que nace de sus entrañas, porque, como todos sabemos, sólo la mujer puede hacer dos trabajos al mismo tiempo, cueste lo que cueste, valga lo que valga.
La mujer española de hoy ya denuncia sus problemas, ya no tiene ese miedo de antaño que le imponían los ignorantes, insensibles y cobardes machotes, la mujeres ya parecen tener asociaciones y grupos que las defienden, y, aunque existen algunas que también abusan de los machotes, ésas son las minorías.
Demos paso a las mujeres, porque no sólo se lo merecen, sino que será una ayuda invalorable, especialmente en el terreno politico/social, porque tienen muchas agallas democráticas, donde la transparencia, la solidaridad, la tolerancia, el respeto, y, sobre todo, mucho sentido común, imperan en demasía.
Ya basta de halagar al hombre, demos paso a las mujeres y trabajemos juntos.
José Antonio Rivero Santana
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