Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro
Le decía Pablo Iglesias (PoDEMOS), al otro Pablo (Echenique), que «la política era como follar». Y digo yo, ¿se refería, mi primo, a que, al principio, uno busca por donde acoplarse (como sea), y luego se convierte en un entrar y salir (por la puerta giratoria), sin hacer caso de lo que opine el vecindario?. O, ¿a lo de que, aunque te muestres un poco torpe al comienzo, si valoras lo que tienes entre las manos (o piernas), y lo cuidas, el resultado puede ser excitante, constructivo y beneficioso para todos?.
No sé yo, pero en esto de follar, la cosa es muy, pero que muy variopinta y los políticos, la mayoría, o te dan por detrás, o apuntan a gatillazo, sin remedio, los más chungos. O sea, como diría Floriano, que, o los políticos somos gays, o muy lights. Tú, ni lo uno ni lo otro, amor: tú eres un impotente intelectual, y a ti no hay manera ya de sacarte del trancón (atasco). Efectivamente, a la casta se les ve atascaos. Vamos, como si no follaran desde el Pleistoceno ancestral ese.
Los políticos han perdido el norte, y la libido también. Y es que, querido Pablo (Motos no, me refiero al macho alfa de PoDEMOS, que aunque él diga lo contrario, lo es), te diré que ambas tareas (robar legalmente y follar) son incompatibles, excluyentes al fin (ya lo comprobarás cuando dirijas este país de cuervos -que lo tienes a güevo, maricón-). El ansia de poder, el poder mismo, ya lleva esa dosis de adrenalina, testosterona y endorfinas (como si de un cóctel ibicencopirulero se tratara) suficiente como para que dejes a tu dulce Tania suspirando por tu atención genital, al menos, hasta que agotes tres legislaturas sin respirar. Sí, chaval, en política, contradiciendo tu teoría, no hay tiempo para el sexo. A no ser que tengas becari@s en el despacho, y te hagan una liposucción sobre la marcha, las pelotas se te pueden atrofiar si te descuidas (pregúntale a Rajoy) y dejarán de botar (toing!) for ever, como una rana engangrená.
Está en las noticias que el elenco de la política acoge a protagonistas adictos al sexo de rotonda y puticlub, y aquí no pasa ná. Pues sepamos que estos chulazos, por despecho y ambición infantil insatisfecha, además de robarnos a diario (les pagamos por acoso y derribo de nuestro país), les regalamos las putas y el alcohol barato (o no) del club de carretera que frecuentan. Podríamos decir que esta ralea del putiferio anodino, sale de las eRecciones más zafias: las eRecciones municipales (de tu pueblo, sí). Que suena bien al principio, porque uno piensa que, el alcalde, en el pleno de los viernes, podría sorprendernos e hiciera la presentación de los presupuestos, en cueros y con la poya tiesa, pero no. Vamos, que no veo yo a esta estirpe rural, amigo Pablo, echando un polvo salvaje, sino «como dios manda». O sea, cutre, precoz y sin gracia.
Bueno, pues para contrarrestar tanta falta de glamour eróticopictórico (en su tiempo, ya Goya pintaba amantes rellenitas y políticos tiesos, perversos e impotentes), los reyezuelos payos y la chusma política actual, se han inventao a los barones y marquesonas secas que, con sus regalos, fiestas, falso pedigrí y Gürtel al peso, convierten en sórdido y ramplón todo el panorama autonómico, lo cojas por donde lo cojas. Esta nobleza de entresijos y gallinejas, fritos con aceite de colza, se han sacado de la manga otra forma de erotismo: el de los polvos mágicos. Que ni relajan y encima le pica a uno la tocha de tanto estridente subeybaja de mucosa cocalera. Se meten lo suyo y lo nuestro, sí señor, por la nariz y aparcan coches en sus establos, que dicen no ver. Es la manera de soportar la estupidez congénita de unos, la misa de 7 diaria de aquellos, y la sodomía y pederastia de estos otros de cuello duro y voz flautina. Los curas (en sus diferentes escaños clericales) también ejercen políticas perversas, a través de sus eRecciones inconfesables, sumàndose así a esta élite de pantumaka y pujolera del Ampordá. Erecciones de indecencia autonómica («amiguito del alma», decía el otro cabrón), de pene apretao a su cilicio opusino y bujarrón. Tristes!, eso es lo que son, unos tristes pájaros de sotana a la cintura y te doy por la retambufa. Eso es un cura.
Para terminar, te diré, que las eRecciones generales no existen, Pablo. No se dan. No se ven ya. No se acuerda nadie de la última vez que esto pasara. Mejor. Porque solo existió algo así en la Europa nazi de los 40. Para olvidar, sí señor. Sucedía que a todos se les levantaba a la vez…….el brazo derecho, …………y sus gargantas gritaban: heil, Hitler!!!. Entonces, supongo, un atisbo de humedad se dejaba notar en la ropa interior de cada militante. Y así, solo así, en la historia de la humanidad, se ha podido constatar que, todos juntos, somos capaces de EYACULAR, si previamente, existe una gran dosis de miedo en nuestros corazones. Compañero Pablo, te digo que correrse no es lo mismo que hacer una carrera. Sobre todo, si es política.
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