Manuel Bueno
Director de Colesterol Teatro
Los curas, sí. Los hay que, con cara de nabo flatulento, te emplastan la bendición (que no es ni más ni menos un «te las apañes, primo, que ahí fuera la cosa está que arde») porque es lo único que les sale gratis y, de paso, liberan tensiones libidinosas en nombre de su triste dios. Luego, están esos otros que, después de sobarte la entrepierna y degustarte el pepinillo-que-te-pillo, te cuelan su jurel amoniacao, hasta las trancas y barrancas, por ese orificio-hormiguero y torticero, que a ellos les gusta tanto, por ser infante y virginal. Qué cabrones, no?
Sí señor, os tienen engañaos (porque a mí, no) como auténticos pardillos. Y ahora, os haré la pregunta millonaria: ¿quién es el verdadero pillo en el timo del toco-mocho?. Respuesta-premio: el propio damnificado (sin duda alguna, por su avaricia contrastada). Pues bien, en el caso de las religiones, pasa igual. El creyente (aquel que se fía de otro, a cambio de una promesa daltónica, estrambótica y más que improbable de cumplir) entrega su voluntad terrenal (tocamientos, felaciones y el fóllame y sálvate, incluidos) a cambio del premio gordo de Navidad. Me explico. Los fervorosos y cándidos (mentira!, todos esperan su dividendo celestial) feligreses creen en algo que ni ven, ni oyen, ni entienden (-eso es la fe-), y, por ello, la organización mafiosa (por excelencia), y eclesiástica (por deficiencia) les PROMETE (prometer, hasta meter) la VIDA ETERNA paradisíaca y consustancial. No te jode.
Las religiones son como los partidos políticos: ninguna cumple sus programas (porque, hasta el momento, que se sepa, nadie ha vuelto del «más allá» para contarnos cómo le va en el ático celestial). Y, como tampoco te van a dar gratis semejante ILUSIÓN, pues intentarán, mientras tanto, robarte todo lo que puedan y más, con tal de dejarte «en bolas y a lo loco» para poder, así, disfrutar mejor de ese tu agujero negro interestelar. A eso yo lo llamo SODOMIZAR conciencias. Ellos, que «el amor libera el alma del que se entrega». Manda huevos.
Pero no,… no busquéis culpables más allá de vuestras decisiones irresponsables y cobardes. Ellos, los curas, han estado identificados desde siempre, pero vosotros, los defensores del «siempre ha sido así», sois los que voluntaria-mente engrosáis las filas de «militantes» católicos afectados. Os casasteis, bautizasteis a vuestros hijos, los apuntasteis a la santa cofradía y a todo ese folklore religioso en manos de aquellos que después acusáis de PEDERASTAS, (y que no hacen, con su condicionamiento machacón, sino esculpir esa personalidad robótica que, más tarde, visteis aflorar en vuestros churumbeles). Entonces, ¿qué queréis?, ¿qué esperabais, rosas?.
El comecocos religioso es tan venenoso como las setas que no puedas comprar en la tienda de tu barrio. ¿Por qué?. Porque toda religión censura y reprime el sexo en su modo más divertido y natural. Y, todo lo que se reprime, queridos apóstoles, pasa a convertirse en lo más deseado. De este modo, se entiende que los curas calentorros, que llevan toda su vida con el «cerrojo echao», transformen su sexualidad en un asunto perverso y punible ante la ley.
Tú eres el auténtico responsable de poner a tus hijos en las zarpas depredadoras de estos pedófilos, sí. No te alarmes ahora, o sí y sácalo ya de ese adoctrinamiento, alejándole de los tontainas con sotana, que te la meten doblá en cuanto les das la espalda.
La religión es un arma castradora y dilapidadora de la vida sana y natural que poseemos gratis y por azar. Las religiones son propias de la inmadurez de un ser humano ignorante, lleno de miedos, que no sabe dar explicación a aquello que no comprende y sucede a su alrededor. Sacerdotes, de todo tipo de creencias , aprovechan estos miedos para ejercer un poder psicológico sobre ti. Es un ejercicio de compra venta, en el que, a cambio de aliviar tus angustias (que ellos mismos crean), tu les entregas cuerpo, alma y sumisión. Vamos, estos tíos son como los que ponen una tienda de neumáticos después de una curva, a la que han cubierto previamente de clavos. Así que, ni Papa, ni ostias. La iglesia católica, con un patrimonio incalculable, banco propio y una historia llena de terror y sangre a sus espaldas, en nombre de dios y sus pontífices, ¿es realmente fiable?. No. Esta gente no tiene autoridad moral para jodernos la vida más de lo que ya lo han hecho. Son como el ébola o la triquinosis gorrinera: debiéramos mantenernos lejos de ellos, dejando, de una vez y para siempre, sus recintos vacíos y a vuestros hijos liberados de tanta basura irreciclable.
Vivamos lo que nos toque vivir, alegremente y sin censura bananera y clerical. Los dioses no existen, y si no es así, que se dejen ver y bajen aquí para arrimar el hombro. Ni ellos, ni ningún superhéroe, te van a arreglar la vida. Utiliza tu intuición para DISFRUTAR de este increíble lugar terrícola y compartir, con tus vecinos, una buena tarde de domingo. Y, después…….¿quién sabe?.
#pederastia#religiones#nometokeisloscojones.
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