El río más caudaloso de España, con sus cíclicos y espectaculares desbordamientos, nos dice que esos desastres se repiten a nuestro pesar y apenas nos influyen para tomar acertadas decisiones a futuro que pudieran paliar los daños ingentes que provocan.
Nuestros agricultores de la Comunidad Valenciana, en este invierno han visto acentuada la sequía por la falta de lluvia, pues hasta en eso España está partida en dos, y estarán absortos viendo todos los días, cerca ya de una semana, esas imágenes tan devastadoras que no hace falta cuantificar. Pero, al mismo tiempo, harán sus reflexiones pertinentes. A todas las medidas necesarias para disminuir los riesgos, habría que tomar -siempre igual- valientes políticas que nada tuvieran que ver con el enfrentamiento entre comunidades y sobre todo con el otro más nefasto todavía que es el partidista y el cainismo incivil que nos supera. Y es que a los embalses que tiene la cuenca del Ebro, por lo visto insuficientes para parar las embestidas de las grandes riadas, podrían hacerse otros complementarios que incluso evacuaran el agua hacia abajo, hacia la España sedienta… (¡que tenemos grandísimos ingenieros tendiendo trenes de alta velocidad de Medina a La Meca por encima de la arena que se mueve y construyendo autopistas en EEUU!). Recordemos con tristeza un Plan Hidrológico a realizar de inmediato con un más que aceptable consenso entre las partes afectadas, financiado mayoritariamente por la UE y que fue derogado «ipso facto», a la llegada al poder del todavía no ínclito Sr Rodríguez. Eso sí, habiéndonos dejado aquí en nuestra ciudad de Torrevieja una «enternecedora» planta industrial monstruosa para desalar agua que todavía no se sabe de su rentabilidad, pero sí de su costo. Con las demás programadas, unos cuatro mil millones de nada, creo recordar. Que somos y éramos ricos y nuestro sistema financiero jugaba en la «champions league», según dijo el todavía no ínclito sr. Rodríguez.
Y, como tendremos ocasión de hablar bien y menos bien de nuestro Gobierno, pues tendremos nada más y nada menos que cinco citas electorales en el presente año. Vaya circo que se va a montar, voy a terminar denunciando el silencio abrumador que nuestro mundo opulento tiene hacia las acciones terroristas de ese Estado Islámico que está matando con saña inaudita, a grandes y pequeños, a hombres y mujeres, cristianos mayormente, y que se está extendiendo por el mundo como mancha de aceite. Es en Siria, en Nigeria, en Sudán, en Malí -a la vuelta de la esquina-, en Irak, donde tiene su sede principal. Además de muerte, hay éxodo, hay campos de refugiados. Más de la mitad de la población de Siria vive en la pobreza y además se calcula que unos tres millones de sirios han dejado su país. Tremendo, aunque lo veamos lejano… Recemos por nuestros misioneros que allí están en esas tierras en tarea impagable y con la esperanza de que el conflicto tenga alguna vez solución de continuidad.
JortizrochE
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