Y siguiendo nuestras crónicas sobre las bases de nuestros conocimientos, de nuevo sale a la luz la relatividad de todo lo que conocemos. Aunque es verdad que nos animan a proseguir los rastros que dejan las verdades de nuestro alrededor.
He escogido la figura emblemática de Antonio Machado para corroborar que la vida se estabiliza a base de los cambios que nos impone, no sólo de los lugares en que tenemos que vivir, sino de las actitudes y desengaños por los que pasamos. Nacido en Sevilla en 1878, le colmaron de nombres como Antonio Cipriano José María Machado Ruiz, que tuvo que simplificar su existencia a través de un continuo movimiento de lugares para sobrevivir con la enseñanza y con su labor de escritor. Es probablemente el mejor representante de la Generación de escritores del 98 y como lector le impactó la filosofía de Bergson y Unamuno. Su paso por Madrid, París, Soria y Baeza dejó secuelas en sus depurados versos.
El relativismo filosófico de toda una generación en estado de cambios se refleja en dichos como: «Después de la verdad, no hay nada tan bello como la ficción», o aquel verso inolvidable sobre la vida como un paso más en la vida: «Caminante no hay camino, se hace el camino al andar», pero a mí me fascina su imagen del Ojo como símbolo de la vida en estado de movimiento: «El Ojo que ves no es ojo porque tú lo ves, es ojo porque te ve». Pero rodeados de abusos y mentiras no nos queda más remedio que volver al sentido común de la existencia y a la sabiduría de siempre que se refleja en los dichos y sentencias que han hecho posible la supervivencia del ser humano durante generaciones, y uno de ellos es que «es posible engañar a todo el mundo pero resulta imposible engañarse a uno mismo», donde realidad y ficción resultan ser, al intercambiarse, la base misma de nuestro sentir.
HECHOS Y DICHOS
La ficción es la verdad dentro de la mentira. Stephen King
REFRÁN POPULAR
Al decir mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado.
Dejar una contestacion