¿Quién iba a pensar que en una severa crisis social-económica-financiera el número de millonarios en nuestro país haya aumentado, mientras que la pobreza ha empeorado (nuestras asociaciones de ayuda a los ciudadanos ya no pueden abastecerlos por falta de medios y personal), los bancos no colaboran con los desahucios, la desigualdad social se engrandece, mientras que la corrupción y el fraude parecen ser las nuevas profesiones de los egoistas y mentirosos?
Ahora, ya no parecen ser sólo algunos políticos, algunos empresarios, algunas profesionales y artistas, sino que se les han unido algunos prestadores individuales de dinero que prestan a unos desesperados, vamos a decir, cinco mil euros, firman sin preguntar ante un Notario (el prestamista les dice que no hay necesidad de preguntar nada al Notario), y, después de seis meses, los cinco mil euros se convierten en cuarenta mil en la escritura, por lo que el perceptor perderá su casa y sus bienes. Uno de los prestamistas ha sido denunciado en muchas ocasiones por la estafa, pero los perceptores continúan perdiendo sus casas y sus bienes, lo que parece significar que la independencia judicial tiene mucho camino que recorrer.
¿Qué significa que la independencia judicial no funcione? ¿Qué significa que la separación de poderes y responsabilidades administrativas no funcionen? Pues, al no existir unanimidad, plan, criterio y acuerdos en sus respectivas funciones (justicia, autonomías, administraciones, etc.), no habrá nada. Y, como no poseemos un sistema político-social-económico-financiero, necesitaremos un milagro para salir de esta encrucijada.
Algunos políticos manifiestan que la economía está mejorando. Ya quisiéramos todos que eso fuera verdad, pero no es cierto.
Esperemos que los Sánchez e Iglesias obren milagros, porque son las únicas esperanzas con que podremos contar.
José Antonio Rivero Santana
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