Entre el ser y el no ser o la deshumanización del ser humano

Martin Buber (1878-1965)

Una vez más y con esta crónica casi veraniega queremos ofrecer a nuestros lectores la oportunidad de dedicar unos minutos del sosiego vacacional utilizando el tema del Pensamiento, ya que sólo lo utilizamos para preocupamos de lo que nos toca hacer en los momentos de canícula, sin dedicar unos instantes a reflexionar sobre nosotros mismos, cuando nos perdemos en la barahúnda del quehacer de cada instante, mientras que debiera ser el objeto mismo de nuestra obligación a pensar sobre nosotros mismos.
Siempre me ha interesado la obra del pensador existencialista Martín Buber que, en su obra «Du und Ich», (Tú y Yo) analizó el diálogo como sistema de investigación a nivel personal y de grupo a fin de encontrar sentido al mundo en que vivimos. Ya lo habían hecho los antiguos presocráticos, pero Buber lo repetirá como tema principal del quehacer filosófico, ya que la vida humana tiene en sí valor absoluto en sus relaciones de ser y sentirse con otras personas. El problema consistirá, según él, en que cada vez más nuestras relaciones personales se disuelven en lo ordinario, vaciándonos constantemente del sentido personal que debiera tenernos en vilo sobre lo que realmente nos mantiene dentro del mundo de la ética humana.
Buber había nacido en Viena en 1878, en el seno de una familia de eruditos, siendo desde pequeño polilingüe, y fue su abuelo Salomón Buber quien lo aprovechó para iniciarle en la reflexión sobre el sentido analítico de las lenguas como base del pensamiento. Estudió en Viena Filosofía e Historia del Arte para especializarse más tarde en la Universidad de Leipzig, consiguiendo sacar el doctorado en Berlín en 1904. A Martin Buber le tocó vivir los años del holocausto durante la segunda guerra mundial, y, siendo de origen hebreo, dedicó su tiempo no sólo a la enseñanza de la Filosofía, sino a la defensa de los derechos humanos.

HECHOS Y DICHOS
Lo que singulariza al ente humano es que sólo en él convergen el ser y el ser algo.  Martin Buber

CRÍTICA A LO CHARLIE CHAPLIN
Con el humor de la imagen que se mueve mecánicamente se logra presentar a los tiempos modernos como parodia de las relaciones humanas.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*