La más grande, Rocío Jurado, cantaba aquello de: «como una ola, como una ola llegó a mi vida». Para algunos, el resultado de la elección municipal del pasado día 24 de mayo llegó no como una ola, sino, como diría Dña. Rita, la del «caloret», como una hostia. En nuestra ciudad, los dos grandes perdedores y perjudicados por la fortaleza ciudadana en forma de ola democrática fueron los señores Ángel Sáez (PSOE) y Eduardo Dolón (PP). El primero de ellos por su falta de liderazgo, su nula capacidad de diálogo y consenso y la ausencia total de capacidad para generar empatía. Su proyecto político personal o decálogo se resumiría, para él, a que «más es menos». Es obvio a estas alturas que el PSOE local necesita de una regeneración profunda, caras nuevas con ideas y proyectos nuevos que tengan la capacidad de ilusionar y ser creíbles ante los ciudadanos. El señor Sáez ha sido incapaz de articular un proyecto político y humano en torno al Partido Socialista torrevejense. Los egos, la falta de generosidad, y la ausencia total de consensos le han conducido a una de las derrotas más aplastantes e históricas del socialismo local. La segunda ola u hostia electoral fue la del sr. Eduardo Dolón. Ésta, fundamentalmente, le vino por su mala campaña y el exceso de confianza. Alguien dio por hecho que todo el pescado ya estaba vendido en este bendito pueblo y que no era necesaria ni tan siquiera la comparecencia del candidato en la campaña. Eduardo Dolón necesita pronto cerrar puertas y poder mantener la Alcaldía y su equipo de Gobierno. Y lo necesita porque la hostia política tras las elecciones ha propiciado que hayan comenzado las habladurías sobre sus estrategias, y sobre su liderazgo. Su desgaste puede empezar a acentuarse y, aunque es cierto que con la boca pequeña y entre susurros, eso sí, empieza a entreverse un malestar en las filas peperianas. En los próximos días veremos muchas cosas y manejarse muchos intereses locales y personales. La ciudad y su futuro más inmediato ya no se decide, tal vez, en nuestra localidad, sino que puede pasar por Albacete, algún despacho de Barcelona, apartamento de Orihuela Costa o, en el mejor de los casos, en alguna comida de cocido con pelotas. Eso sí, seguro que tendremos que tomar mucho omeprazol. ¡¡Al tiempo!!
Salva Torregrosa
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