Con estas reflexiones sobre el papel del poder en el quehacer humano, vamos a referirnos a la formación del primer estado europeo, la Grecia Clásica, como ejemplo de cómo debiera evolucionar la nueva Europa de nuestro siglo XXI.
Y he escogido la época del Pericles del siglo V antes de nuestra era (495-429) como ejemplo a tener en cuenta. Político y artífice de la edad de oro de la Atenas de los clásicos durante las guerras Médicas y del Peloponeso, Pericles logró vencer a los persas y crear una federación con los pequeños estados del Egeo, y se le conoce como su primer estratega por el volumen de su voz de mando. Promovió las artes y la literatura y con la Acrópolis y el Partenón elevó a Atenas al rango de lo supremo. Algunos críticos le tildan de populista, pues, según él, el poder sólo proviene del pueblo, añadiendo al «demos» (pueblo) la «kracia» o capacidad de llevar algo a efecto las decisiones personales y políticas.
El nombre de Pericles parece sugerir igualmente que era de una «naturaleza emotiva», aunque bajo el control de la razón, por lo que poco a poco el fenómeno de la filosofía del pensar se fue arraigando con tiempos más despegados de los peligros de las guerras hacia el progreso del saber, que llegó con el presocrático Anaxágoras con su concepto del pensar o «nous», que caracteriza al ser humano. Produce, pues, pesar que la Grecia presente que se había revelado contra el poder otomano no logre dar un paso firme en la Europa moderna, pues debiera ser el colofón de la época de Pericles; y recuerdo uno de mis artículos de opinión bajo el título de «La Europa de los pueblos y no de las naciones», que se puede bajar por la red, lo cual resolvería, según los creadores de la Unión Europea, Jean Monnet y Robert Schuman, entre otros, todas las sinrazones que impiden la integración total de las nacionalidades europeas.
HECHOS Y DICHOS
Mi mejor consejero ha sido siempre el Tiempo. Pericles
PROVERBIO GRIEGO
El que nada duda, nada sabe.
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