Lo que podría ser el comienzo de un chiste se está convirtiendo en una broma pesada. He aquí las gestiones que como mínimo tendrán que realizar si se encuentran en una situación parecida y se les ocurre acudir al Ayuntamiento a dar parte de la avería. Cuando llamen por teléfono la primera vez, les asegurarán que darán curso a la incidencia. Después de una semana sin movimiento alguno, y pensando que una gestión en persona acelerará el proceso, acudirán al Ayuntamiento, donde les dirán que la persona encargada no está, pero que le dejan el aviso (¡en un post-it diminuto, nada menos! Porque éste debe de ser el método que el Ayuntamiento tiene establecido para dar parte de una avería de forma oficial). Tras otra semana, volverán a llamar y aquí los argumentos ya serán de peso: «¿Pero, se trata sólo de una farola? ¡Comprenda que por una farola no se va a desplazar el técnico!». Entonces, ustedes pensarán que desde el Ayuntamiento quizá le estén incitando al vandalismo para empercharla con todas las farolas de su calle y hacer así que el desplazamiento del técnico tenga sentido. Pero, como seguro que son ustedes personas cívicas, descartarán semejante idea. Tras otra semana, volverán a personarse en el Ayuntamiento y esta vez les asegurarán que en cuanto les sea posible, lo arreglarán, que están desbordados. Pero el tiempo seguirá pasando y ustedes seguirán sin luz en su calle. Así que volverán a acudir al Ayuntamiento porque son gente tenaz que busca una solución. En esta ocasión les dirán que el problema es la falta de contratos: hasta que no se formalicen, será imposible que nadie atienda ésta o cualquier otra petición. Por otra parte, se insiste en el hecho de que un desplazamiento para una única farola resulta carísimo.
Parece, pues, evidente que el arreglo de una farola provoca el cortocircuito de la gestión de este Ayuntamiento, lo que por otra parte explica que cuestiones de mayor calado estén abandonadas desde hace tiempo. Así que, extrapolando las palabras de Kennedy cuando dijo «No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país», aquí van algunas recomendaciones para una gestión eficiente de Torrevieja que tanto ciudadanos, como visitantes, seguro agradecerán:
1. El arreglo de las aceras. La mayoría están destrozadas y hacen que caminar se convierta en un calvario.
2. La fumigación periódica contra las cucarachas, que campan a sus anchas por las calles. Otras ciudades lo hacen, plantéenselo.
3. El servicio de limpieza. A pesar de la imponente flota de máquinas y barrenderos, la suciedad es la tónica. Cuando son los ciudadanos los que tienen que limpiar la puerta de sus casas o interpelar al barrendero para que limpie, está claro que algo falla.
4. En línea con lo anterior: ¿de verdad se está multando a los dueños de los perros que diseminan las necesidades de sus mascotas por toda la ciudad? Lo dudo. Los que tenemos casa en planta baja dedicamos parte de nuestro tiempo y nuestra agua a limpiar los «regalitos» que nos encontramos varias veces al día.
5. Esta medida, lo reconozco, es un tanto utópica. Puesto que durante los meses en los que el Ayuntamiento negocia los contratos, el contrato social con sus ciudadanos se halla en suspenso y con él nuestras peticiones, los contribuyentes deberíamos ver reducida nuestra aportación de impuestos. Nadie en su sano juicio pagaría por algo que no recibe, ¿no creen?
Mientras tanto, el tiempo pasa, seguimos sin luz en la calle y sin perspectivas de que se vaya a solucionar la situación. Pero, aún así, seguiremos viniendo a Torrevieja a pesar de sus gobernantes -del color que sean- porque a nosotros sí nos gusta Torrevieja y nos importa.
Julia Fuentes Duréndez
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