Tan sólo es un simple juego de palabras, no se vayan a pensar mis agudos lectores que estoy serpenteando con la política. No. Es que resulta que la pasada semana se abrió un foro de debate y análisis cuyo objetivo no era más que aportar ideas, desde la participación ciudadana, para ver la posibilidad de ofrecer otra Torrevieja, una ciudad con otro carisma, con otra orientación, con una proyección de futuro de la que hasta hoy carece. Y lamento profundamente decirlo así de duro y llano, pero es que Torrevieja podría haber sido muy otra si nos hubiéramos parado a pensarla (ya sé que a muchos no les dejaron ni tan siquiera opinar, pero con eso había que contar), a reconstruirla, a reactivarla o, si se prefiere -y a mí me gusta mucho la palabra-, a reinventarla. Modestamente pienso que todavía estamos a tiempo, aunque sea por los pelos, de despojarnos de la careta y afrontar la vida de nuestros hijos con buenas dosis de ilusión. El caso es que tenemos muy buenos universitarios, y eso deben ser palabras mayores siempre. A lo que iba: está bien que las gentes opinemos con el mejor criterio posible, pero siempre será mejor que nos orienten los profesionales, es decir, los sociólogos, los arquitectos, los ingenieros, los educadores, diseñadores de ciudades, creadores de marcas… Sé que con otro alcalde esos foros fueron puestos en práctica, pero digo que sin alma y llenos de contenido más político y económico que otra cosa. Por eso fracasaron. Podemos y debemos recuperar esos foros, pero siempre bajo esos parámetros que el otro día marcó, queriendo, el alcalde, José Manuel Dolón: vamos a cuestionar todo lo que tenemos; pongámoslo patas arriba y a trabajar en común por una ciudad estable, limpia, cívica, solidaria y donde se pueda vivir mucho mejor. Ahí está un reto de verdad.
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