Zuri y yo en el mundo de los sentimientos Juan Ramón Jiménez

Hay varias obra publicadas sobre las relaciones entre mascotas y sus amos, como «Charlas con Troylo», de Antonio Gala, o «Platero y yo», del premiado con un Nobel Juan Ramón Jiménez, con quienes comparto lo difícil que resulta adivinar lo que quieren transmitirnos las mascotas.
Y, para introducir esta Crónica VI sobre el tema VI de la psicología de los animales, interesa referirnos a un término de origen latino que quizás nos ayude a comprender que tienen una forma peculiar de comunicarse con expresiones significativas, como mover la cola, o con miradas expresivas sobre lo que intentan decirnos. Yo lo definiría como «empatía» a comunicación directa, ya que no pueden hacerlo con palabras. El caso más claro es el de los bebés cuando se relacionan con sus progenitores. Los ingleses tienen un término específico de «bond» o vínculo, que se crea por la forma de entenderse entre los seres vivos. Mi perrita Zuri, por ejemplo, nació el 11 de octubre de 2010 en la alquería de madera de mi amigo Pepe, en las cercanías de San Miguel de Salinas; sus padres se llaman Kifi y Luna, pero Pepe la destetó a las tres semanas y yo me la traje a mi casa criándola con biberón y así se crearon «family ties» o vínculos familiares entre nosotros dos. A veces la llevo para que no se olvide de sus progenitores y responde bien al experimento.
Ahora Zuri lo primero que hace por la mañana es leerme de los pies al cogote, clavándome la mirada para conocer el humor que me mantendrá vivo toda la jornada. Le abro la puerta que da a la calle Valterra y se lanza de un salto para comenzar su programación de gimnasia rítmica, «spinning around» como una peonza sobre el eje de su lomo. Lo que más me sorprende es que coincidamos en detestar los ruidos, en gozar de los sonidos armónicos y en protestar contra el maltrato a los animales. Suele pasar algunos ratos mirando la TV, que encuentra poco interesante, prefiriendo dormitar a aburrirse.

HECHOS Y DICHOS
Los perros aman a sus amigos y odian a sus enemigos; todo lo contrario a las personas que mezclan el amor con el odio.  Sigmund Freud.

EN LA CARTELERA DE UN GIMNASIO
Si tu mascota está rechoncha es que tú no estás haciendo suficiente ejercicio.

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